En las últimas noches se pudo observar a una gran cantidad de motocicletas ruidosas en la zona de la costanera, en donde concurre una masiva cantidad de habitantes a disfrutar de la ribera.
Mientras los inspectores de tránsito realizan controles en proximidades de la costa y su intersección con Mendoza, una importante cantidad de conductores de estos rodados pasean -algunos a gran velocidad- sin pasar desapercibidos, por el estado de los caños de escape o porque tienen música en sus vehículos.
Pero, peor aún, se pudo ver en los últimos días a varios jóvenes que hacen piruetas de todo tipo encima de sus motos, despertando tanto el rechazo como la admiración de los transeúntes.
El casco protector brilla por su ausencia, nadie lo usa en las noches en la costanera.
Y, además, el punto de control de vehículos es sorteado por la mayoría, que lo evita volviendo sobre sus pasos a pocos metros de donde se instalan los agentes.
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