La víctima es, en líneas generales, una mujer que ha perdido la autoestima y cree que no podrá seguir viviendo sin su agresor.
El victimario es un hombre que en la sociedad aparece como amable, respetuoso. Lo que se dice, un señor.
Así define Alejandra Leuca, responsable de la oficina de violencia familiar de Tribunales, el perfil de los protagonistas de las historias que llegan a diario a su mesa de trabajo.
Creada por ley provincial en marzo de 2006, la oficina funciona de manera independiente de los juzgados civiles de Villa María, desde agosto de 2007.
“Nosotros recibimos en 2008 un promedio de cinco denuncias diarias de violencia familiar. En los primeros meses de 2009, esa cifra bajó a 3,5 denuncias por día, para ubicarse nuevamente en los números iniciales en el último semestre de 2009”, dijo.
“El primer paso es escuchar a las mujeres que están atravesando historias terribles y buscar la asistencia que necesitan”, dijo. Elevan inmediatamente a los jueces civiles de turno para que estos dispongan, si es necesario, la exclusión del hogar del agresor y continúen con la investigación.
@ Espiral de violencia
Llegar a Tribunales supone un periplo previo porque, según explicó Leuca, “la violencia encierra una enfermedad de ambas partes”.
“La mujer en esa situación termina concibiendo como normal que sufra todo tipo de violencia, tanto económica como física. Pierde totalmente la autoestima y cree que no va a poder vivir sin su agresor”, dijo.
Por eso, es muy difícil salir del espiral de violencia. “Inclusive, muchas mujeres levantan la denuncia después de presentada, porque el agresor pide perdón, revive el romance idílico que los llevó a estar juntos, viene con regalos y mimos y ella le vuelve a creer. Lamentablemente, ese romance no dura más de 15 a 20 días y después vuelven los golpes. Y con más crudeza”, agregó.
“La violencia familiar es un círculo que se repite permanentemente. La única forma de romperse el círculo es que los protagonistas accedan a un tratamiento”, indicó.
@ Sin ayuda, es imposible
En Tribunales, hacen un seguimiento de la situación ofreciendo la asistencia psicológica o psiquiátrica, según los casos.
“Nosotros les decimos a todas las mujeres que no es normal vivir así, aunque no podemos evitar que vuelvan a estar junto a su victimario”, indicó.
EL DIARIO publicó el 10 de enero último el relato de una mujer hospitalizada como consecuencia de los golpes que le propinó el marido y padre de sus hijos. La mujer quiso hacer conocer su historia para que no le pasara a otra persona.
El caso de María Cristina T. (se reserva la identidad real de la víctima) es en definitiva una de las cinco historias que se denuncian por día. Mientras que muchas otras más permanecen en silencio.
“El agresor va alejando a la mujer de su círculo familiar y de las amistades, dejándola sola y sin recursos para denunciar o defenderse”, dijo la profesional.
Finalmente, Leuca indicó que en la entrevista previa determinan que la denuncia sea real y no “una simple desaveniencia matrimonial que se puede resolver con una separación o un divorcio”.
@ Dónde denunciar
La oficina atiende de lunes a viernes, de 8 a 13, en el tercer piso de Tribunales. Fuera de ese horario, pueden hacer la denuncia en la Comisaría de la Mujer, que la derivan para su tratamiento al organismo que depende de la Justicia.
Para los casos de abuso sexual, también hay una oficina específica del Consejo Provincial de la Mujer que funciona en la misma comisaría.
En este caso, ofrecen asesoramiento legal y asistencia psicológica. No depende de Tribunales, como es el caso de la oficina de violencia familiar.
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