El primer viaje de Alumni al sur dejó secuelas que podrían ser determinantes.
La derrota de 4 a 1, ante Cipolletti de Río Negro, desató un malestar nunca visto en el técnico Rubén Agüero, quien esta vez no anduvo con vueltas y dejó entrever que dejará el cargo en caso que Alumni no le gane el clásico a Estudiantes de Río Cuarto, el próximo domingo, a las 21.30, en Plaza Ocampo.
Después de la dura derrota en la Patagonia, Agüero dijo sentir “vergüenza ajena” del equipo, se mostró dolido por la actitud que se expuso en ciertos pasajes del encuentro y recalcó que el duelo ante los celestes será “una bisagra”.
Todavía con la bronca a flor de piel, el entrenador intentó hacer un análisis de la caída cuando fue abordado por los periodistas. Y allí dijo lo siguiente: “Tuvimos las mismas situaciones que el rival en el primer tiempo, pero ellos metieron los goles y, cuando mejor estábamos en el partido, nos equivocamos, dejamos patear de afuera del área (a Gerardo Solana), nos embocaron un gol y ahí se terminó todo porque se desató el desorden. Pero lo que me preocupa es que el equipo se entregó, entonces tuvo que hacer un cambio más defensivo porque no quería que me hicieran más goles”, agregó, para luego fundamentar: “No es lo mismo perder 4 a 1 que 6 a 1; y esto lo digo porque creo que los jugadores estaban entregados”.
“Nunca habíamos perdido por esta diferencia; el único que nos sacó dos goles fue Talleres de Córdoba; esta vez perdimos el orden y el equipo se cayó anímicamente”, apuntó más tarde.
Entre otras cosas, el técnico se quejó por los dos últimos goles recibidos (“no nos puede pasar”, afirmó), pero inmediatamente se puso el ultimátum, como para demostrar realismo ante quienes piden su salida.
“Habrá que ver de qué manera nos podemos levantar porque ahora van a jugar los que están más fuertes de la cabeza”, anunció primero el técnico.
Luego fue más directo: “Acá quien se cae, se tiene que ir”. Y avisó: “Para mí el domingo es un partido bisagra; tenemos que ganar de cualquier manera, sino seguramente le daremos paso a otra gente que pueda seguir porque realmente hoy vi un equipo que se entregó en el segundo tiempo, que no tuvo alma. Y eso me duele mucho porque a lo mejor no les llegó lo que di en el entretiempo”.
“El equipo salió de otra manera a jugar en el segundo tiempo y después que nos hicieron el tercer gol, todo se vino abajo”, añadió.
En ese sentido, el entrenador volvió a remarcar: “Voy a hablar con los jugadores, individual y grupalmente para ver cuál es la situación porque realmente no quiero perjudicar al grupo ni a los dirigentes que me bancaron”.
En otra parte de la charla con la prensa, Agüero fue más crudo en sus declaraciones: “Creo que ahora tocamos fondo”, aseveró. Y volvió a insistir: “Esto no nos había pasado en ningún partido del campeonato; vi un equipo que se entregó y estaba para un 5 ó 6 goles en contra. Y si queremos pelear por algo importante, esto no nos puede pasar”.
Por último, el entrenador no le escapó a la responsabilidad y dejó otro mensaje que habla de su futuro: “La gente tiene que saber que acá el único culpable es quien arma el equipo; ese soy yo”.
Por último, sin ánimo de crítica, Agüero también habló de un problema que tuvo el plantel y que escapa a su tarea y la del equipo: “Buscamos algo importante para Villa María porque el grupo estaba bien, soportó una demora de cinco o seis horas en salir; vinimos todos tirados en el piso porque el aire acondicionado no funcionaba”, confesó, aunque después aseveró: “Pensé que todo eso nos hacía más fuerte, pero lamentablemente no fue así, entonces ahora los que estén mejores jugarán el domingo. De ahí en más, de acuerdo al resultado, veremos qué pasará”.