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Walter Torres, socio gerente de Fadisal, explicó la encrucijada por la que atraviesan los molineros |
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El DIARIO Rural dialogó con Walter Torres, socio gerente de Fadisal SRL, molino harinero de Villa María que procesa alrededor de 40 toneladas de trigo diarias, generando trabajo a más de 15 familias en forma directa y otras 10 de manera indirecta.
“El sistema implantado en el país con respecto a la harina no nos deja escapatoria. Sí o sí tenemos que estar dentro del esquema de compensaciones. El FAS teórico del trigo (precio internacional del grano menos las retenciones y los gastos en puerto) está en 620 pesos por tonelada y el precio de la bolsa de harina tiene un tope de 45 a 48 pesos. Si bien puede haber alguna variación de acuerdo a la estructura de cada molino, la conversión de 40 toneladas de trigo es de alrededor de 600 bolsas de 50 kilogramos de harina, con un costo de alrededor de 45 a 47 pesos cada una, que es el precio de venta autorizado por el Gobierno, cuando el precio real de venta debería ser de unos 60 pesos”, explicó Torres.
El empresario describió las exigencias para el cobro de compensaciones. “Se realizan controles semanales desde la ONCCA. Para verificar el cumplimiento de pagos y de libre deudas, se envía información desde los molinos a la Secretaría de Comercio Interior, donde (Guillermo) Moreno y su gente verifican incluso con llamados telefónicos a clientes la veracidad de los datos, y luego los remiten a la ONCCA, donde se libera la resolución, pasa a tesorería y se autoriza el pago”.
@ Retrasos ponen en riesgo la continuidad
“Hasta aquí todo bien -expresó el empresario-. Pero la demora de más de ocho meses en los pagos quita toda posibilidad de financiamiento para continuar la actividad de la empresa. Es demasiado tiempo para soportarlo financieramente”.
Esto causó inconvenientes como la pérdida de stock, explicó Torres. “Esta empresa contaba con 1.200 toneladas de trigo stockeadas y al no tener financiación se fueron consumiendo”.
En diciembre de 2009 cobraron abril y mayo y les deben el resto del año. Advirtió que por esta situación se dejaron de lado proyectos importantes de inversión y crecimiento, como fabricar pellet de trigo y tareas de mantenimiento.
@ El stock es indispensable
La necesidad de contar con stock de trigo se debe al trabajo que requiere la molienda, como almacenar de acuerdo a las calidades, selección y tratamiento, que demanda al menos siete días, 24 horas antes se debe entrar a los silos de mojado, describió Torres.
“Si sumamos la deficiencia de la cosecha en la región debido a la sequía en la campaña anterior, que no sólo bajó los rindes sino la calidad de los trigos, la situación es más que complicada”, completó el empresario.
@ Contradicciones
Las contradicciones que se presentan son muchas, manifiesta Torres, ya que entre las exigencias por parte del Estado figuran estar al día en todas las cuestiones impositivas, “y ellos tienen demoras de más de siete meses”.
“Cuidar los costos de la mesa de los argentinos no se logra poniendo en riesgo a los empresarios, ni los puestos de trabajo de los empleados. Estas contradicciones hacen que tampoco pueda sostenerse la calidad de producción”, aseguró el molinero.
-¿Cuáles serían las soluciones?
-Lo primordial es cobrar las compensaciones para garantizar la continuidad. Otra manera sería asignar, de acuerdo a la capacidad de cada molino, una cuota de exportación para vender parte del cereal adquirido a precios más altos, y allí establecer la diferencia de números. Pagando las retenciones correspondientes también se generaría un importante ingreso al Estado nacional.
@ La ONCCA también atiende en Buenos Aires
Torres explicó que la demora en el cobro de las compensaciones hizo que viajaran a Buenos Aires a entrevistarse con la vicepresidente del ONCCA, para lo que contaron con la colaboración de Arturo Jorge Videla, subsecretario de Lechería de la Nación. “Presentamos nuestra realidad. En diciembre último tuvimos una caja con más de 95.000 pesos en contra. Esa deuda de la ONCCA torna muy difícil la situación, porque además nunca tenemos certezas de cobrar en tiempo y forma, y perdemos posibilidades de inversión y compra de materia prima”.
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