Cuando en el año 2001 la economía de los argentinos se caía a pedazos, miles de familias subsistían con lo poco que conseguían con planes sociales.
En muchos casos, sigue siendo así, pero en Arias encontraron una llamativa receta para reconvertir los planes en empleo genuino y calificado.
“Pensaba que, como todos los pueblos, teníamos que tener una fiesta que nos distinguiera. Eran tiempos difíciles y muchos nos criticaban por apostar a que el carnaval iba a ser una salida. El tiempo demostró que no nos equivocamos”, dijo Juan José Cortese, intendente que está cumpliendo el cuarto período al frente de la Municipalidad de Arias.
Hoy, la fiesta del carnaval, reúne a más de 10 mil personas por noche, lo que representa un crecimiento en la economía de la población de ocho mil habitantes, que desarrolla actividades hoteleras y gastronómicas en una localidad que no es turística por excelencia.
Pero además, hay un plantel de 30 personas que trabajan todo el año como empleadas municipales abocadas solamente a la preparación del carnaval. “No sacamos plata de las obras públicas ni del resto de los sueldos. Esto se paga con los ingresos del mismo festejo”, aclaró Cortese.
Además, en “temporada alta”, es decir, en pleno furor carnestolendo, hay 80 trabajadores dedicados a la actividad.
Y no es sólo el ingreso digno lo llamativo, sino la revaloración de personas que no tenían capacitación y, en la mayoría de los casos, ni estudios primarios completos.
“Como fui a Gualeguaychú a ver el modo de trabajo, trajimos especialistas de la Escuela de Bellas Artes que dictaron cursos de tallado, pintura y tantos otros. Hoy, le puedo decir que nuestra gente está en condiciones de empezar a enseñar a otros lo que aprendieron”, dijo.
Del grupo de trabajadores abocados al carnaval surge todo lo que se puede ver en el imponente corsódromo construido en la pequeña localidad, que permite un recorrido de las carrozas, comparsas y batucadas por más de 300 metros y con el público cómodamente sentado en las tribunas.
“Primero empiezan con la idea, que este año es la del Juego de la Oca. Luego, siguen con los diseños, los dibujos, las maquetas hasta que ponen manos a la obra y trabajan con las carrozas y el vestuario”, destacó Cortese.
Así se pudo ver el viernes último el paso de bailarines -más de 500 de toda la región- cuyas edades oscilan entre los 4 y los 65 años, vestidos impecablemente con trajes con estrás, lentejuelas y plumas.
Las carrozas son un capítulo aparte. Tienen más de doce metros de altura, se mueven con electricidad y tienen sistemas que le permiten el movimiento a los personajes de cartón piedra.
En la presente edición, los asistentes podrán observar cinco grandes carrozas y tres más pequeñas. Todas representan una estación del Juego de la Oca, como la partida, el puente, el agua, la muerte y la llegada.
Al final del paso de las carrozas y bailarines, que dura aproximadamente dos horas y media, aparece una batucada cerrando el festival, con bailarines invitados que tras su paso, dejan lugar a la orquesta invitada de cada noche (ver recuadro).
El paso de las carrozas cuenta con coreógrafas de Arias, músicos locales y todo el color y el vestuario que se puede ver en un carnaval como el de Gualeguaychú. Lo único que, al ritmo del cuarteto “lo que lo hace el carnaval de la provincia de Córdoba”, aseguró el intendente.
La estrella fue, como lo viene siendo en los últimos años, el payaso Bolón Tolón que, con sus cinco años, hizo piruetas libremente en el corsódromo, cosechando los aplausos más efusivos.

@Así continúa el programa

Tras el paso de las carrozas, comparsas y batucadas, hay un programa musical. Ya pasaron La Konga, Sabroso y Jorge Rojas. Estas son las propuestas que vienen:
* Sábado 6 de febrero, BandaXXI.
* Viernes 12 de febrero, La Barra
* Sábado 13 de febrero, Los Reyes del Cuarteto
* Sábado 20 de febrero, Los Nocheros
* Sábado 27 de febrero, Tru La La

La entrada tiene un valor de 25 pesos.