Escribe: Juan Manuel Gorno

Acorde a las circunstancias y a las urgencias, Alumni jugó apresurado, nervioso. No pudo sobrellevar el duro peso de la presión y terminó repartiendo puntos en un empate sin goles contra Estudiantes de Río Cuarto que sólo pasará al recuerdo por ser el partido de la despedida del entrenador Rubén Agüero (ver página 16).
Después de un desequilibrio defensivo en Río Negro, el equipo villamariense dejó en evidencia anoche que, cuando se acomoda de un lado, se descompensa del otro.
Es que esta vez no hubo que sufrir grandes falencias en el fondo, pero al mismo tiempo volvieron los viejos errores en la búsqueda del arco contrario, ante un rival que no hizo mucho, pero tuvo la virtud de cerrar bien los caminos.
El partido, chato en cuestiones técnicas, tuvo entonces un ganador moral en la figura del visitante, ya que se robó un punto y mantuvo así la distancia con respecto al elenco villamariense en la tabla general de los promedios (dos unidades arriba).
De todas maneras, el cero pareció castigo para dos equipos que seguirán deambulando en el fondo si no entienden que el fútbol no se juega siempre a un mismo ritmo vertiginoso.
Por momentos, los dos equipos parecieron autitos chocadores buscando siempre el mismo lugar para toparse.
En el primer tiempo, Alumni se repitió por la derecha, obstinado en encontrar el circuito de juego entre los hermanos Gabriel y Matías Bolatti y Sebastián Godoy, más la colaboración de Hugo Yocca. Pero la zona se superpobló con la presencia de Andrés Aimar, Franco Chiaretta y compañía, en el visitante, por lo que todo terminó en una bolsa de gatos. Y hablando de esto, el delantero Gatto, de Estudiantes, no ayudó para cambiar la historia con un gol en la primera acción de peligro para el visitante: a los 19 minutos, aprovechó un desvío y quedó solo por la izquierda, pero definió mal ante la salida de Carlos Ronco, quien tapó y atrapó la pelota en dos tiempos.
Antes de esto, pareció que Alumni podía lastimar con la velocidad de Román Strada, cuando este aprovechó una mala salida de Alvaro Rodríguez y encaró hacia el arco, aunque sin terminar bien la jugada. Sin embargo, esto sólo fue un espejismo.
Strada no fue ni la sombra de aquél que supo ser en el Apertura y, encima, tampoco estuvo encendido Luciano Vázquez. Entonces, todo el ataque lúcido del local quedó a merced del "Poroto" Bolatti, quien siempre se mostró activo e hizo estragos por la derecha. De hecho, a los 30', el atacante dejó a dos defensores desparramados y tiró el centro al área, pero ni Strada ni Vázquez alcanzaron a conectarla.
Por entonces, Alumni era levemente superior desde el control de la pelota, aunque Estudiantes tuvo dos claras de contragolpe: a los 40', Andrés Aimar habilitó a Pérez Araya, quien remató al cuerpo de un defensor, y sobre el final del período, Salazar le ganó la posición a Leandro Peñaloza y quedó solo, pero tiró por encima del travesaño.
En el lapso de las dos jugadas, Alumni arrimó peligro por un tiro libre que encontró la mala salida del arquero Mancinelli y el cabezazo alto de Nahuel Caler.
De ahí en más, las expectativas se centraron para el complemento, cuando Agüero mandó a la cancha a Roberto Monserrat para ganar en criterio de pase sobre la zona de gestación. También entró Carlos Herrera por un errático Strada. Pero no hubo caso.
Estudiantes, después de amenazar con Gatto (a quien le anularon dos jugadas de gol por posición adelantada), se dedicó a tapar huecos en el fondo. Y Alumni fue a la carga barracas, casi siempre por la endemoniada gambeta del mayor de los Bolatti. De hecho, el "Poroto" se armó una gran jugada individual para quedar mano a mano con el arquero, pero Mancinelli finalmente desvió su remate violento.
Antes, el "Diablo" Monserrat también probó con remate potente, pero la pelota se fue apenas desviada.
Estudiantes se agazapó en el fondo para aferrarse al punto y al final hizo negocio. Sus muchos hinchas (alrededor de 800) que llegaron desde Río Cuarto parecieron retirarse satisfechos.
Los fans de Alumni, en cambio, premiaron el sacrificio de los jugadores, pero volvieron a lamentarse por la alegría que nunca llega. Y además, se enteraron de la renuncia de Agüero, hecho que marca, a las claras, el momento crítico del equipo.

La figura

Gabriel Bolatti fue siempre la llave de Alumni en ataque. Desde sus pies salió lo más interesante del partido. También se lució el arquero Ronco, en algunas intervenciones importantes. En Estudiantes, muy bien el central Miguel Carrizo y el arquero José Mancinelli.

El árbitro

El santafesino Carlos Boxler cometió algunos errores de concepto, aunque no influyó en el resultado y se guió siempre por la tarea de sus asistentes. Por momentos, el juez dejó pasar infracciones que merecían tarjetas.