¿Qué es la adicción? Todos cultivamos ciertos mitos acerca de la adicción que dificultan nuestra comprensión y tratamiento.
Uno de esos mitos es de que la adicción proviene de una falla moral o de una personalidad defectuosa y que esto es así porque el adicto es fundamentalmente inmoral o malo y merece castigo.
Es comprensible que las personas expuestas a la adicción de otros se impacten con el comportamiento ilógico del adicto, especialmente si somos testigos del deterioro progresivo de un familiar o persona cercana afectivamente, sin embargo, ese comportamiento distorsionado es la sintomatología de la enfermedad de la adicción.
Los estudios más recientes demuestran que el cerebro de las personas adictas es un cerebro que ha cambiado neuroquímicamente, ese cambio se manifiesta en una alteración de los procesos cognitivos y de la conducta, especialmente de aquellos patrones de conducta asociados con la búsqueda y consumo de drogas.
Las personas que se han enfermado con adicción, tienen una química cerebral secuestrada que, cada vez hace más difícil que el enfermo controle su consumo de drogas. Este descontrol bioquímico se acompaña de una creciente defensividad psicológica que va despegando al adicto de la realidad que está viviendo, provocando un autoengaño y una falta de conciencia de las posibles consecuencias que volver a consumir traerá, minimizando así los costos personales y sociales. Estos cambios se hacen de manera progresiva y selectiva; existen varias fases del proceso adictivo, las personas pueden conservar su inteligencia y la habilidad de funcionar, excepto en asuntos relacionados con su consumo.
Esto no significa que los adictos no sean responsables por lo que ellos hacen, sino que su conducta adictiva es el reflejo de cambios patológicos en la bioquímica del cerebro.
Estos cambios bioquímicos son producidos por la estimulación del cerebro predispuesto genéticamente del adicto. La situación es similar a la del paciente que sufre de diabetes mellitus, la que se produce por un desorden en el mecanismo de acción de la insulina y de la regulación de glucosa de nuestro cuerpo.
Enfermedades tales como los desórdenes cardíacos, son manejados con estrategias integrales y un grado de comprensión que incluye la prevención, intervención y tratamiento, de manera que a nadie se le ocurriría pensar que, un paciente con un infarto merece ser castigado por haber tenido tan poco cuidado con su dieta y menos sugerir de que no merece tratamiento.
Por otro lado, condiciones tan estigmatizantes inicialmente, como el HIV y el SIDA, han sido rápidamente entendidas como enfermedades tratables y el estigma ha quedado relegado a los obtusos que se empeñan en no entender la realidad en que viven.
La adicción es una enfermedad que es tan antigua como el hombre mismo y la cantidad de personas afectadas directa o indirectamente por esta enfermedad es mayúsculo.
Como madre y familia de un hijo afectado por este síndrome, desde este medio deseo agradecer a la Asociación Nazareth “Casa Esperanza”, comunidad católica de prevención y rehabiltiación de adicciones (Estados Unidos 9, teléfono 0353-4532458 o 155108557), al doctor Andrés Maldonado, a Verónica, directora de la Asociación, a la asesoría letrada del Juzgado, al SET (Servicio Especial de Traslado), al personal de la Departamental San Martín, a todos a quienes acudimos y con total profesionalismo nos asistieron, actuando con idoneidad, eficiencia, eficacia y profundo sentido humanitario a todos los miembros de nuestra querida familia, a nuestros amigos de siempre y vecinos que se solidarizaron y con afecto sincero nos contienen.
@ Mensaje a los padres
Abracemos a nuestros hijos, esta es una enfermedad progresiva y fatal, persiste a lo largo del tiempo. La adicción causa muerte y contribuye a la ocurrencia de suicidios, homicidios, violencia, maltrato, violación, abusos, accidentes y otros eventos traumáticos interpersonales y/o familiaares. No dudemos en solicitar ayuda porque la adicción es una enfermedad o un desorden que responde positivamente al tratamiento adecuado y la recuperación es posible.
@ Mensaje a las autoridades
Intendente, ediles, asesores, equipos técnicos, etcétera, abracemos todos a nuestros hijos y a nuestra bella ciudad.
El tema de la drogadicción, como salud pública, debe ser tan relevante como otros con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas afectadas por esta enfermedad y promover una atención de calidad, así como una visión más justa y menos estigmatizante de este fenómeno bio-psico-social.
Nuestra ciudad no cuenta con un centro de rehabilitación, prevención, tratamiento, investigación y recuperación de las adicciones. Nuestros seres queridos deben ser derivados a las ciudades de Oliva, Río Cuarto, Córdoba o Santa Fe, según sea el poder adquisitivo de la familia del paciente.
Conozco su capacidad de gestión. Es funcionario público pero también es padre de adolescentes. Gestione, agilice, solicite colaboración de su pueblo, de las familias impactadas, de las asociaciones, instituciones, etcétera. Póngase en acción.
Debemos entre todos reducir la oferta de drogas ilegales en nuestras calles, en las puertas y baños de escuelas, a través de medios como delivery, prostitución, taxis, remises, y demás. La oferta se encuentra en la esquina de mi casa.
Por todos los jóvenes y niños de nuestra ciudad solicito que realicemos los esfuerzos suficientes en razón de prevención, intervención y tratamiento, que tienen que ser vistos con congruencia y firmeza para lograr resultados.
Tomemos nuestras manos y abracemos juntos nuestra ciudad contra las drogas.
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