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Con todo. El defensor "fortinero", Leandro Peñaloza, no se guarda nada en la disputa por el balón con Devia. Alumni logró un triunfazo frente a Maipú (foto gentileza diario Los Andes) |
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Escribe: Juan Manuel Gorno
(enviado especial)
Si Carlos Ranalli hubiese pedido un debut especial como técnico de Alumni, seguramente la imaginación no alcanzaba a lo que resultó una realidad.
El elenco villamariense, con un hombre de menos y en condición de visitante, logró lo que nunca ningún equipo del torneo Argentino A pudo lograr: ganar en la cancha de Deportivo Maipú, que arrastraba un invicto desde 2006, cuando militaba en una categoría inferior.
La fabulosa victoria, más allá de los problemas que tuvo el rival en la semana previa (con emigración de figuras y también con cambio de técnico), se dio en base al esfuerzo, a la mejora que exhibió el equipo fortinero en el complemento y al oportunismo de Carlos Herrera, quien se convirtió en el verdugo de Maipú.
Exactamente, fueron 58 partidos los que daban el relieve del invicto mendocino, lo que agiganta el triunfo de Alumni, sobre todo de la manera que cambió el partido de una etapa a la otra.
Es que Maipú mereció irse con una goleada a favor en los primeros 45 minutos, por las situaciones nítidas de gol que generó y que finalmente dilapidó, como para darle cierto respiro al conjunto villamariense.
Guiado por la luz de Sebastián Coria, Maipú fue superior en esa etapa inicial, se puso rápido en ventaja y hasta planeó asegurar el resultado con otras opciones, pero por esos momentos fue clave de quien, a la postre, se convirtió en la figura del partido: Carlos Ronco.
El arquero de Alumni mostró sus dotes de arranque, cuando le tapó un mano a mano a Nicolás Aguirre, después de una gran cesión de Coria. Y cinco minutos después, a los 16, parecía que la gran acción del “uno” se desmoronaba porque no pudo desviar el tiro libre fenomenal del propio Coria, casi desde 30 metros, en la apertura del marcador del local.
Sin embargo, de ahí en más, el portero le puso un candado al arco de tal forma que le atajó un penal a Aguirre, a los 29 minutos, después que Estela Mary Alvarez de Olivera, la jueza del partido, pitara una infracción poco visible de Alexis Díaz sobre el volante maipucino.
En la acción de la pena máxima, Ronco voló hacia un costado para mandar la pelota al corner. Y lo mismo hizo luego, ante otro tiro libre de Coria, aunque más tarde, el arquero tuvo algo de suerte cuando el delantero envió un nuevo remate que, esta vez, reventó el palo, como cierre de un primer tiempo para el olvido de Alumni.
Otra cara
Ranalli tal vez levantó la moral y lavó cabezas en el entretiempo, para luego meter un cambio en el inicio del complemento (entró Román Strada por Juan Aimar) con el objetivo de dejar tres hombres en el ataque.
La modificación surtió efecto, en la misma medida que Alumni se reordenó en el fondo, batalló en la mitad de la cancha y sumó gente en cada incursión ofensiva. ¿Conclusión? Sebastián Godoy se tiró al área, Estela Mary compensó y cobró penal, entonces el mediocampista canjeó la sanción por el empate, con una definición rasante desde los doce pasos.
Después Maipú no tuvo reacción. Tuvo una chance desperdiciada en los pies de Aguirre, pero no aprovechó el hombre de más luego que Roberto Monserrat, a los pocos minutos de su ingreso, fue expulsado por agresión sin pelota.
Alumni fue más punzante de contragolpe, vía Strada, quien dilapidó una oportunidad frente al arquero Ríos. Y en el otro arco, Ronco reapareció con su lucidez para desviar un nuevo tiro libre de Coria. Tras cartón, a los 34’, llegó el gol de la victoria: Strada sacó un pelotazo desde la mitad de la cancha, Herrera ganó la posición entre dos defensores, buscó el hueco y tiró al ras del piso para batir a Ríos.
Lo que siguió fue todo aguante porque Maipú fue al frente con pelotazos, con Coria más apagado, lo que facilitó la tarea de la última línea villamariense, en cada despeje.
Pudo liquidarlo el equipo de Ranalli, pero el “Poroto” Bolatti no terminó bien una jugada de contragolpe. Entonces, hubo que esperar agazapado hasta el final del partido. Y ese final fue histórico.
Después de tanto tiempo, un equipo le ganaba a Maipú en su cancha. Y ese equipo fue Alumni, el sorprendente nuevo Alumni de Ranalli.
La figura
Carlos Ronco sacó casi todo. Atajó un penal, desvió varios tiros libres peligrosos de Coria y descolgó centros con jerarquía.
El árbitro
Estela Mary Alvarez de Olivera tuvo un arbitraje de terror. Cobró dos penales polémicos, no expulsó a Zapata en la agresión mutua con Monserrat y sumó otras tantos errores lamentables.
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