Probablemente algunos de los vecinos de la Ciudad de Villa María piensen que lo que Accastello dice o hace, influye solamente sobre el territorio de su ciudad. Pero en realidad, muchas de las decisiones que se toman en el palacio municipal de Mendoza y Sobral, trasciende los límites de la llamada “hija del riel”.
Como ciudadano de Villa Nueva uno puede constatar día a día que las resoluciones que se adoptan desde el “sillón de Viñas” tienen efecto directo sobre lo que ocurre de este otro lado del río. Y también tienen efecto directo todas aquellas decisiones que, con un supuesto carácter regional, son tomadas por Accastello y secundadas por los obedientes intendentes de la región.
El Eninder encuadra dentro de esas decisiones y es consecuencia de las facultades de dudosa institucionalidad que el intendente villamariense se arroga, respetando muy poco la autonomía de los pueblos vecinos. Y si bien se les puede adjudicar una seria responsabilidad a los mandatarios de las demás ciudades que no defienden los derechos que nos corresponden como ciudades o pueblos autónomos (es el caso de Cavagnero), tanto las iniciativas como las consiguientes presiones políticas que se aplican son de autoría de Accastello. Algunas decisiones de este mandatario también perjudican a Villa Nueva, y es por eso que siento molestia cuando veo que alguien intenta argumentar algo que no tiene argumentos; algo que es realmente dañino para la transparencia en el Gobierno y la institucionalidad.
Días atrás leí, que un lector de “El DIARIO” se expresó sobre el Ente Intermunicipal de Desarrollo Regional, y recibió como respuesta otra carta de lectores firmada en nombre de la “Juventud Peronista” por la señorita Mariana Mansilla. Esta última, en un afán denodado por defender lo indefendible, parece haber desviado el curso de la discusión abordando algo que no tiene nada que ver con aquello que pretende justificar e incurriendo en agravios y descalificaciones hacia el otro lector. Y es lógico.
Existe un numeroso grupo que acompaña a Eduardo Accastello, dentro del cual hay seguidores suyos que, como tales, avalan conductas y manifestaciones de éste, aún cuando estas son manifiestamente injustas y poco transparentes. Lo lamentable no es que ejerzan esa defensa: tienen todo el derecho a hacerlo; pero lo que sí es lamentable es que al hacerlo caigan en la necedad y pretendan defender cosas tan indefendibles como el Eninder y que actúen tomando como vía de escape, en las discusiones, agravios tan inoportunos como falaces.
Es lógico, decía. Cuando se “debate” con necedad, y en ese “debate” se llega a un punto en que se hace evidente que lo que se intenta sostener es insostenible, el necio acude a recursos tan lamentables como la descalificación y la ofensa.
Esperemos que la realidad termine por abrirnos los ojos a todos, esperemos que de una vez por todas se entienda que engendros como el Eninder son nocivos para la forma Republicana de Gobierno, no sólo de la comunidad villamariense sino también para muchas otras (como la villanovense).
Facundo Altamirano
DNI: 34277530
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