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La madre de Damián recibe la contención de sus seres queridos |
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“Por favor, hagan algo... basta de impunidad y mentiras, basta de gente que se muere, que alguien escuche.” Fue un grito desgarrador, surgido del corazón de una madre que no tiene consuelo, que nunca tendrá.
Fue el grito de una mujer que vio como en dos minutos le arrebataron a su hijo de los brazos. “A mi sol, me quitaron mi sol.”
Tarea difícil describir en pocas líneas todo el dolor concentrado, anoche, en la esquina de Alem y San Juan. Esa esquina trágica que a partir de ahora tiene la estrella amarilla de Damián Deheza.
Una estrella en el cielo y otra en el suelo. Para recordar, para concientizar, para grabar a fuego en el asfalto la vida y la muerte.
Familiares, amigos, profesores del “Mono” (así le decían los amigos) estuvieron allí, con el pincel en la mano pintando y fijando con lágrimas el símbolo de la campaña encarada por la Fundación Laura Cristina Ambrosio Battistel para reclamar justicia y medidas que eviten los accidentes viales.
Lucía, en medio de su desconsuelo, recordó que pocas horas después de pintada la estrella amarilla en el teatrino (el sábado) otro joven murió, Gabriel Jaimes, en la ruta. “Que alguien escuche, estuvimos tres horas hablando en el teatrino y el domingo se mata un chico. No escucha nadie... Oyen, pero no escuchan.” Entre los presentes estaba el concejal José Escamilla, que no fue en actividad oficial.
“No me importa cuánto tiempo lleve, pero voy a luchar por el cambio de carátula (de homicidio culposo a homicidio simple), me pasé 19 años de mi vida trabajando día y noche para darle todo a mi hijo y pienso pasarme veinte años más luchando por justicia”, expresó Lucía a EL DIARIO.
Ayer, la madre de Damián estuvo en Tribunales y pidió una audiencia con el fiscal Francisco Márquez y está a la espera de ser recibida la próxima semana.
“Me arrancaron mi vida, me dejaron vacía...”
¿Hacen falta más palabras?
El accidente
El lunes 10 de agosto de 2009, al filo de la medianoche, Damián Deheza circulaba a bordo de una moto Zanella 110 y colisionó con un Ford Focus blanco (patente DWS 198), cuyo conductor, tras chocar, hizo marcha atrás y se dio a la fuga a gran velocidad.
El coche estaba inscripto a nombre de Osvaldo Víctor Romero, quien luego admitió que fue su esposa, María Isabel Plaza, de 51 años, la que había estado al volante del auto. Las dudas sobre quién era el conductor persisten.
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