Luego del conflicto que enfrentó a familias sin terrenos y los dueños de grandes extensiones de tierra en el ejido urbano, cabía suponerse que los sitios en cuestión iban a ser preservados sin malezas, basura u otros factores contaminantes.
Dos meses después, manzanas completas de lotes privados en barrio Nicolás Avellaneda, presentan un aspecto más selvático que propio del lugar que ocupan en el mapa de la ciudad.
“Hace 65 años que vivo en el barrio y la única vez que vi limpios los terrenos fue cuando los usurparon”, indicó Hugo Frugnoletti, vecino de los descampados que se erigen entre las calles Poretti, Urtubey, Santa Fe y Buenos Aires.
“Acá se puede ver de todo: alacranes, ratones y hasta comadrejas que van y vienen de un galpón que sólo acumula cosas inservibles”, destacó Frugnoletti.
“Todos los nombres de los dueños de los terrenos se conocen. Ellos deberían conocer cuál es su responsabilidad”, consideró el hombre que hasta ayer había atrapado cinco peligrosos alacranes en el sector aludido.
“Ahora, si miran para otro lado el municipio tendría que aplicarles con toda la fuerza lo que indica la ley”, opinó.
“Mi nieta (vive frente a uno de los baldíos) es alérgica a los mosquitos. Todos los días corre riesgos con semejantes criaderos de bichos cerca de su casa”, enfatizó.
“No se puede vivir más así. Que vengan a limpiar”, concluyó.