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En la industria láctea por ahora están conformes, a diferencia de otros ramos de actividad |
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La suba inflacionaria desató la discusión por el aumento de los salarios. Cuál es la postura de los gremios locales, de cara a un año que se presume complejo. Opinan sindicalistas y un economista de la ciudad.
El líder de la CGT, Hugo Moyano, ya lo había advertido días pasados cuando ante medios capitalinos disparaba una frase cargada de significado político: "Los salarios deben acompañar esta inflación". Aliado del Gobierno, el sindicalista más poderoso del país marcó la tendencia. No fue precisamente una revelación divina para los demás gremios nacionales, que ya venían reclamando y debatiendo un pedido de aumento desde hacía varios meses. Pero sin dudas sirvió como señal inequívoca respecto a la postura que tomarán las centrales durante 2010.
En pleno trance inflacionario, las entidades y filiales gremiales de Villa María dejan oír su voz. De oficialistas a opositores, los aumentos están en boca de todos los sindicatos.
Radiografía de la situación
“Nosotros ya hemos logrado un aumento a finales de enero, pero debido a la suba de los precios, consideramos que no es suficiente. El desfasaje que se ha producido es muy grande, por lo que probablemente estemos exigiendo una nueva suba de los salarios a partir de abril”, indica Raúl Artuso, secretario Gremial del Centro Empleados de Comercio de Villa María (CEC). Si bien los lineamientos aún no han sido definidos, el reclamo de subas rondaría entre el 20% y el 25%. La máxima preocupación del CEC, según Artuso, es que los salarios “no alcanzan”. Hoy por hoy, un empleado de supermercado recién ingresado, por ejemplo, cobra un sueldo de bolsillo que ronda los 1.800 pesos por mes.
Más mesurada parece la postura de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra). Consultado sobre la relación actual de sueldos y precios, Pedro Fernández, secretario General del gremio en Villa María, subrayó: “El tema de la industria en nuestro sector es muy variable. Hoy consideramos que la situación es buena, en principio los trabajadores están conformes con lo que ganan. Eso es ahora, hay que ver cómo está la situación en unos meses y en relación a eso ver qué actitud tomamos”. La importante producción de las empresas lácteas en los últimos años se traduce en el sueldo de los trabajadores: el mínimo aproximado es de 2.300 pesos, una media superior a la de muchos otros sectores.
Muy distinta es la posición del gremio de los docentes. La Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC) ya está negociando un aumento con el Gobierno provincial de entre el 20% y el 25%, en concordancia con el reclamo a nivel nacional. En la actualidad, el salario de una maestra primaria (el cargo más bajo) es de $1.805 (de los cuales 165 son aportados por la Nación a través del incentivo docente).
Para Juan Carlos Rodríguez, secretario General de la delegación departamental del gremio, esto no es suficiente: “No hace falta ser experto en finanzas para darse cuenta que los sueldos actuales no cubren los gastos del docente, con la suba extraordinaria que ha tenido la canasta de alimentos y la canasta cultural, elemental para desarrollar la actividad de la enseñanza” sostiene.
En ese sentido, Rodríguez espera que el Gobierno de Schiaretti “tenga sentido común” a la hora de las negociaciones, al subrayar que los aumentos no deben ser tomados como un gasto, sino como una inversión “para el futuro de la sociedad”.
Cuestión de números
Consultado por EL DIARIO, el economista local Alejandro Pereyra ofrece su punto de vista sobre la temática: “Es bueno que se hable de aumentos salariales, porque significan un incentivo para los trabajadores, al tiempo que indican que la economía recupera los parámetros de crecimiento anteriores a la crisis de las hipotecas” argumenta.
Sin embargo, el licenciado no cree que los aumentos de sueldos traigan soluciones de fondo para el problema de la inflación. Así lo explica: “Más allá de lo provechoso que pueda ser el aumento, la política salarial tiene que estar siempre encuadrada en el marco de la política económica, porque de otra forma no se produce ningún efecto en el sueldo real de la gente. Es decir, los pagos aumentan pero la capacidad de compra de los trabajadores se mantiene o incluso disminuye. Sin precios estables el aumento salarial no reporta mayor beneficio”.
Lo cierto es que, amén de las diferentes opiniones vertidas, los números hablan por sí solos: en los dos últimos meses la carne aumentó hasta un 40% y los productos lácteos un 20%. Además, algunos estudios estiman que el incremento de la Canasta Básica de alimentos subió hasta un 48% respecto al año pasado. Por otra parte, las empresas de medicina prepaga anunciaron una suba del 12% para los próximos meses, al igual que sectores como vestimenta y útiles escolares, entre otros. Esto se suma al crecimiento de precios que se vino dando paulatinamente en casi todos los rubros durante 2009 y años anteriores, aumentos que han ido desgastando el valor objetivo de los sueldos.
Afrontar el gasto
En función de este panorama, surge una pregunta ineludible: ¿están las empresas y el Gobierno en condiciones de afrontar un aumento para los trabajadores? Artuso no tiene dudas al respecto: “Seguro que sí. Las ventas han decaído un poco, pero no de manera preocupante. Los empleadores siguen teniendo muchas ganancias, sobre todo en nuestra zona”, certifica. Algo parecido opina Fernández, cuando enfatiza que “nosotros recorremos los establecimientos lácteos y vemos que están muy bien. Creo que de ser necesario ellos pueden hacerse cargo de un aumento”. En relación a los docentes, Rodríguez insiste en la capacidad del Gobierno para enfrentar un aumento, dado su alto nivel de recaudación.
Pereyra, en cambio, le pone paños fríos al discurso gremial: “Todo dependerá de la capacidad de recuperación y crecimiento de los diferentes sectores. Algunos se encontrarán en mejores condiciones que otros para mejorar el salario. Hay que ser cautos y analizar la realidad sector por sector” concluye.
Las cartas ya están sobre la mesa. Ante la atenta mirada de los trabajadores, los juegos del poder determinarán quiénes serán los ganadores de esta puja de intereses.
Informe: Pepo Garay
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