Seis testigos comparecieron ayer en la segunda jornada del juicio oral y público que se le sigue al traumatólogo villamariense Oscar Alberto Dávila (42), acusado de haber asesinado a su ex esposa, la fisioterapeuta Marisel Pons (37), el 26 de marzo de 2008 en la ciudad de Hernando.
Se trata de los efectivos policiales Víctor Hugo Ferreyra, Agustín Garzón y Marcelo Urquiza, y de los vecinos Norberto Cabral, Roberto Odetti y Elda Meichtri de Gastaudo, esta última tía de la víctima.
Sobre el final de la audiencia, que se extendió hasta minutos antes de las 14, el tribunal de la Cámara del Crimen de Río Tercero dispuso un cuarto intermedio hasta el jueves 4 de marzo, atendiendo a un pedido del fiscal Moisés Yona.
El debate se inició poco después de las 9 y en la primera parte de la jornada declararon el sargento ayudante Ferreyra, Cabral y el comisario inspector Garzón.
Ferreyra fue el primer efectivo policial que llegó al domicilio y consultorio de Pons, ubicado en 12 de Octubre 135 de Hernando, luego que el padre de la malograda profesional, Henry Pons, informara en la Comisaría de Distrito lo que había sucedido.
Cabral, en tanto, es un ex empleado del citado Pons, con quien éste se encontró en proximidades de la vivienda de Marisel, y juntos llegaron al lugar, hallando el cuerpo sin vida de la fisioterapeuta.

@“No fue suicidio”

El tercer testigo en comparecer fue el médico policial Agustín Garzón, quien formuló la hipótesis de que el deceso de la profesional no se había producido como consecuencia de un suicidio, sino que -a su juicio- se trataba de un homicidio.
Garzón fundamentó su hipótesis señalando que “la escena de un suicidio siempre está limpia, mientras que en un homicidio la escena del crimen se encuentra contaminada, y en este caso había un llavero al lado de la puerta de ingreso, también aros tirados y gotas de sangre en ese recinto, una planta que había sido golpeada sobre un mostrador de atención a los pacientes, un escritorio desplazado e impactado contra la pared en uno de los consultorios del frente con sus cajones entreabiertos por el golpe y elementos caídos sobre el escritorio”.
Con relación al cadáver, el médico policial aclaró que cuando se da el estiramiento del elemento con el cual la persona decide quitarse la vida (una soga o un cable), o del mismo cuerpo cuando las extremidades tocan el suelo, los pies se van hacia atrás y las rodillas hacia adelante, quedando en cuchillas.

@Más precisiones

Garzón precisó que en el caso de Marisel Pons había un doble lazo, mientras que en un suicidio por lo general se utiliza un lazo simple.
Sostuvo, asimismo, que cuando revisó a Dávila, “tenía ropa limpia, con poco tiempo de colocada”, y que si bien no lo podía probar científicamente, “parecía que se hubiese duchado recientemente”.
Ante esta declaración, el abogado Martín Silvano le preguntó si recordaba si su defendido “tenía el pelo mojado”, a lo cual el médico policial dijo que no.
El médico policial y el codefensor de Dávila coincidieron en señalar que las lesiones que tenía el cuerpo de Pons eran compatibles con una lucha y una asfixia completa o parcial en la parte anterior de la casa.
En esta instancia, el letrado villamariense le preguntó a Garzón “cómo se defiende una persona de un agresor”, y el jefe policial contestó: “Se defiende como puede, golpeando o manoteando”. De inmediato, Martín Silvano le inquirió si Dávila tenía lesiones en su cuerpo cuando lo revisó aquella mañana del 26 de marzo de 2008, a lo que el médico respondió negativamente.

@Otros testigos

Tras un cuarto intermedio se receptaron otros tres testimonios. Sucesivamente declararon Roberto Odetti, un paciente de Pons que tenía turno para ser atendido la misma mañana del hecho, quien llegó a entrar a la vivienda junto a Elda Meichtri de Gastaudo, tía de la víctima.
Finalmente compareció el sargento Urquiza, quien a la fecha del hecho cumplía funciones en la División Investigaciones de la Unidad Departamental Tercero Arriba (cuya cabecera está ubicada en Río Tercero), y por ende estuvo a cargo de realizar una serie de averiguaciones respecto de lo que ocurrió aquella mañana del 26 de marzo de 2008.

@Algunos insultos

Cabe señalar que durante el cuarto intermedio dispuesto cuando promediaba la audiencia de debate, un primo hermano de la fisioterapeuta fallecida, identificado como Darío Gastaudo, insultó a Dávila cuando éste intentó saludarlo con un movimiento de cabeza.
El incidente no pasó a mayores, pero llevó al abogado villamariense Marcelo Martín Silvano, uno de los defensores del traumatólogo (el otro es el letrado Alberto Vieytez Monrroy, de Río Tercero) a pedir que fuera retirado de la sala.
El tribunal no hizo lugar al planteo, aunque su presidente, el camarista César Barberis, le llamó la atención a Gestaudo y advirtió que no iba a permitir ningún otro hecho de similares características.
El juicio continuará el próximo jueves 4 de marzo, a las 9 de la mañana, oportunidad en la que se receptarán otros seis testimonios.
La postergación del debate hasta esa fecha obedeció a un pedido del fiscal Yona, quien será sometido a una intervención quirúrgica en los ojos.