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Siete meses después de la usurpación, este es el panorama al costado del ferrocarril |
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Ya son tres las familias que residen en los terrenos de barrio General Roca ubicados detrás del cementerio La Piedad, y en poco más de un mes ese número se duplicará.
EL DIARIO estuvo ayer dialogando con los vecinos en las tierras que fueron usurpadas en julio del año pasado por más de sesenta familias. Medio año después, pocas han avanzado en la construcción de sus viviendas.
“Algunos desistieron quizás para no tener problemas, por temor al paso de la topadora, pero otros por cuestiones económicas. Todo está muy caro”, señaló a este cronista una mujer que reside en Córdoba con su familia y comenzó con las primeras tareas de construcción aquí.
En la capital, ellos alquilan y dicen que ya no pueden soportar el costo de vida. Tienen una hija discapacitada y la mamá pidió un permiso de un año en el supermercado donde trabaja para poder cuidarla.
Había mucho movimiento en el lugar ayer a la mañana. Tres jóvenes con el torso al descubierto llevaban ladrillos a una de las casas que se levantan. “No, no es nuestra. Estamos trabajando. En 15 días ya estará lista para poder vivir”, dijo uno de los albañiles a este matutino. Allí residirá un matrimonio con sus dos nenas.
La que sabe mucho de la lucha por conseguir el techo propio en estas hectáreas es Mirtha Díaz, quien vive con su hija. “La hice sola a esta casa, limpiando pisos por hora”, explicó.
Según sus dichos, le costó 50 mil pesos la pequeña unidad habitacional. “Recuerdo que el techo me costó 4 mil pesos”.
“Todavía estoy pagando la mano de obra. Todo es muy difícil”, puntualizó.
Ella agradeció a “don Salvador, quien nos vendió los ladrillos a casi todos y nos da la posibilidad de pago en cómodas cuotas. No hay mucha gente con esa generosidad”.
“También don Gringo nos dio a fiado”, recalcó.
No tienen ningún servicio en el lugar. Un cable de luz cruza la calle para que algunos puedan contar con energía eléctrica. “Pagué pero no puedo tenerla aún. Hay trabas. Con el gas, nos arreglamos con garrafas y agua tenemos en la esquina, así que vamos a buscar todos los días”, narró Mirtha, quien vive sobre Arenales, una calle que prácticamente desapareció. Sí, desapareció por el avance de los yuyos.
Quienes hablaron con EL DIARIO, solicitaron que el municipio realice la apertura de esta cuadra, la Arenales entre Estados Unidos y el ferrocarril.
Con la lluvia permanente de este verano, hay pozos con agua por doquier, por lo que temen al dengue. “No saben la cantidad de mosquitos que hay aquí. Y ni idea tienen de los sapos: de noche cantan, hay muchísimos, muchísimos”, contaron entre risas.
Entre las tres familias que ya habitan, hay una paraguaya, que componen un matrimonio y tres niños.
Falta más unión
Si bien es notorio el avance de las casas que se están construyendo, hay muchos espacios abandonados. Algunos, en tanto, son mantenidos con el césped corto por sus “dueños”.
Para Mirtha Díaz, si bien “los vecinos son solidarios”, falta más unión para poder conseguir cosas. No obstante, el próximo martes a las 18 se concentrarán en el primer piso del Palacio Municipal para demandar servicios.
“¿Si viene algún funcionario o algún político? Sólo la gente del Muni Cerca. Suelen venir seguido para ver qué necesitamos”, contaron.
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