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27 de Febrero de 2010
AGRICULTURA - La ingeniera Agrónoma de la UNRC aporta detalles sobre los efectos de las lluvias y otros factores
Enfermedades de la soja en la etapa actual del cultivo
Una especialista brinda en entrevista con EL DIARIO Rural un rico aporte sobre el cultivo de soja hoy, afectado por las persistentes lluvias, las enfermedades que pueden atacarla y las medidas que pueden o deberían tomarse
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La recorrida en el cultivo sirvió para palpar junto a los productores los efectos mencionados

La ingeniera Agrónoma y doctora en Fitopatología Adriana Marinelli, a cargo de esta especialidad en la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) y asesora de empresas privadas, especialmente de semilleros, estuvo en nuestra ciudad en una charla y trabajo a campo sobre las enfermedades de la soja en este período estacional y luego de grandes lluvias. El trabajo se realizó sobre un lote sembrado el 28 de octubre de 2009.
EL DIARIO Rural concretó con la especialista una extensa y precisa entrevista, con preguntas que seguramente se plantearán los productores a la hora de tomar decisiones para evitar daños en los cultivares.

- A esta altura del período de crecimiento de la soja, ¿cuáles son las enfermedades más factibles de las que debe tener en cuenta el productor?

- En general los cultivos se encuentran avanzados en su desarrollo, pero esto depende del momento de siembra y del cultivar sembrado (grupo de madurez al cual pertenece). Si el cultivo se encontrara en estados reproductivos tempranos, alrededor de R3, sería importante monitorear y detectar enfermedades latentes como el tizón del tallo y de la vaina (Phomopsis spp), el tizón foliar (Cercospora kikuchii) y la antracnosis Colletotrichum truncatum) todas enfermedades que pueden estar presentes en las plantas y que recién se van a expresar con síntomas, al final del ciclo de la soja cuando ya no es posible efectuar ningún tratamiento de control. Es muy probable que además de las enfermedades latentes se encuentren enfermedades foliares como la mancha ojo de rana (Cercospora sojina) y la mancha marrón (Septoria glycines), por lo que para la decisión de realizar un tratamiento es importante cuantificar las enfermedades presentes (latentes y foliares) y si éstas han alcanzado el umbral de control, efectuar el tratamiento en estadio R3-R4 para obtener la mayor respuesta al mismo, con incremento de rendimiento y mejor calidad de semilla.
Si el cultivo ya se encuentra en etapas reproductivas más avanzadas: R5-R6, y no se ha efectuado un manejo sanitario con anterioridad a este momento, la detección y cuantificación en esta etapa para la realización de un tratamiento fungicida podría ser tardía para evitar pérdidas de producción, aunque el mismo mejoraría la calidad de la semilla. Por otra parte, si el cultivo estuviera afectado por las enfermedades latentes y considerando los pronósticos climáticos de un otoño húmedo con frecuentes lluvias, un retrazo en la cosecha favorecerá el avance de esos patógenos a la semilla, produciendo disminución de rendimiento por pérdida de peso de los granos.
Por esta razón es importante conocer la intensidad de estas enfermedades para determinar la necesidad de la realización del tratamiento fungicida aún en estadios reproductivos avanzados.

- ¿Es posible prevenir a estas enfermedades o algunas sólo pueden recibir tratamiento de control una vez que se han manifestado en la planta?

- La prevención se inicia en primer lugar por conocer la calidad sanitaria de la semilla, ya que estos patógenos son llevados por la semilla e introducidos en el lote de cultivo. Además, en el caso de las enfermedades latentes no sólo son llevados sino que dan plantas enfermas desde el inicio del cultivo, aunque sus síntomas no se observan, pues la infección permanece latente “asintomática” hasta los estadios de madurez avanzados, en que se manifiestan a través de sus estructuras reproductivas. Por lo que el conocimiento del estado sanitario de la semilla permitirá decidir si la misma es apta para su siembra y en ese caso elegir el fungicida curasemilla más adecuado a la carga fúngica que la semilla posee.
Por otra parte, otra medida de prevención es el conocimiento del estado sanitario del rastrojo de soja en el lote a sembrar, ya que la mayoría de los patógenos señalados anteriormente sobreviven en los rastrojos de soja, algunos por un año, otros por más; el tiempo dependerá del patógeno y de las condiciones particulares del lote.
Finalmente, durante el desarrollo del cultivo se deberán considerar a través del monitoreo y cuantificación las enfermedades que pudieran presentarse; las enfermedades latentes que pueden ser detectadas por un test especial en etapa V6-R1 y cuantificadas para determinar si alcanzan el umbral de control y la detección y cuantificación de las enfermedades foliares, lo que permitirá anticipadamente decidir sobre la necesidad de realizar un tratamiento fungicida en la etapa de desarrollo R3-R4, que en general, es cuando se obtiene la mejor respuesta por el control de las enfermedades y su impacto sobre los rendimientos y calidad del grano.

- Las lluvias caídas, mayores a lo normal, ¿afectaron de manera diferente a campañas anteriores a la soja en la región centro de la provincia?

- En general, la ocurrencia de abundante y/o frecuentes lluvias son condiciones que favorecen el desarrollo del cultivo y también de muchas enfermedades que afectan al mismo. Pero las condiciones ambientales solas no hacen epidemias, es necesario la presencia de los patógenos y de cultivos susceptibles para que los patógenos puedan tener la posibilidad de incrementar su inóculo y de esa manera la enfermedad alcanzar niveles de intensidad en que ocasiona pérdidas de producción. Por esta razón una enfermedad como la mancha ojo de rana que puede ser transmitida por semilla, que sobrevive en los rastrojos y que sobre el hospedante susceptible puede producir numerosos ciclos de vida, incrementando la cantidad de inóculo (unidades capaces de causar la infección, cada mancha ha sido originada por una espora), se ha presentado en esta campaña agrícola con una prevalencia de 100% (todos los lotes de soja presentan en algún foliolo, al menos una mancha de esta enfermedad) y en muchos de ellos con elevada intensidad; es decir, la mayoría de los foliolos de las plantas tienen manchas y con varias por foliolo. Entonces si bien las condiciones ambientales han tenido mucho que ver en el desarrollo de las epidemias de mancha ojo de rana en la presente campaña agrícola, tan importante como las condiciones ambientales, ha sido que este patógeno es llevado por la semilla, que con frecuencia no se utilizan fungicidas curasemillas adecuados, que la siembra se ha efectuado en lotes con rastrojo de soja en los cuales estaba sobreviviendo este patógeno y que los cultivares son susceptibles a esta enfermedad.

- ¿Cómo afectan los rindes de no realizarse los tratamientos correspondientes?

- Al no realizarse los tratamientos necesarios para el control de las enfermedades y al no considerarse el manejo de las mismas como una integración de acciones tendientes a disminuir su presencia y severidad, éstas van a ir incrementando su presencia e intensidad y en consecuencia las pérdidas de producción y calidad van a ir aumentando con los ciclos agrícolas.
Así, para la enfermedad latente tizón del tallo y de la vaina (Phomopsis spp) hemos cuantificado las pérdidas que ocasiona por grado de severidad siendo éstas del orden de 10-12 % para un lote que tiene severidad 1, del 18-22%, cuando la severidad del mismo es 2 y de alrededor del 30- 35% con severidad de 3. Como la respuesta al control de enfermedades es porcentual, el incremento de rendimiento dependerá del potencial de producción del lote; así las respuestas han llegado hasta 600kg/ha. Sin embargo, cuando los tratamientos se efectuaron sin enfermedad o con valores inferiores al umbral de control, no se observó respuesta.

- ¿Cuáles son los tratamientos adecuados? ¿Son amigables con el ambiente?

El producto adecuado depende de la o las enfermedad/es presentes y de la intensidad de las mismas. En este sentido, en algunos lotes es necesario la aplicación de fungicidas del grupo de triazoles, mezclas de estrobirulinas y triazoles, o bencimidazoles. Con respecto a su impacto ambiental y o toxicológico, cada fungicida pertenece a una clase toxicológica diferente. Por esta razón y de acuerdo a lo enunciado en la ley de Agroquímicos de la provincia de Córdoba, están especificados los productos que pueden ser utilizados en cercanías del ejido urbano.

- ¿Qué recaudos pueden tomarse para evitar las enfermedades?

- Más que evitar, debemos manejar el cultivo para que las enfermedades que se presenten causen los menores daños.
En primer lugar, como ya lo señalara, es muy importante conocer la calidad de la semilla y no sólo en sus aspectos fisiológicos sino también sanitarios. Y en base a ese conocimiento decidir si la misma es apta para su siembra y, en ese caso, seleccionar el fungicida más apropiado para efectuar el tratamiento curasemilla.
La rotación de cultivos, muy importante para disminuir el inóculo inicial, es decir que cuando la plántula emerja no esté expuesta a la presencia del patógeno que se encuentra en los rastrojos de soja de años anteriores.
Detectar tempranamente las enfermedades latentes y cuantificarlas, al igual que las enfermedades foliares, para tomar la decisión sobre la necesidad de efectuar un tratamiento fungicida en el mejor momento del desarrollo del cultivo, que en general es en R3-R4, para obtener la mayor respuesta en los rendimientos y calidad de la semilla.
El manejo óptimo de enfermedades de la soja que proponemos se basa en: a) el empleo de semilla con un manejo sanitario adecuado en su obtención, b) el conocimiento de la carga fúngica de la semilla a usar para la correcta elección del fungicida curasemilla, c) el conocimiento del estado sanitario del lote que se va a sembrar a través del análisis sanitario de los rastrojos, d) el monitoreo y la cuantificación de las enfermedades latentes a través del test de detección temprana, e) el monitoreo de las enfermedades del follaje, f) el análisis del potencial productivo del cultivo, y g) las condiciones climáticas ocurridas y pronosticadas. Todos estos aspectos conforman la información que nos guía para diagramar su manejo, la determinación de la necesidad y momento de un control químico. Esta estrategia tiene en cuenta las buenas prácticas agrícolas, propias de una agricultura certificada a través de su trazabilidad, respetando el medio ambiente y teniendo como finalidad la máxima productividad del cultivo con el mayor retorno posible en un marco de sustentabilidad.

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