Ojalá que cada uno de los lectores de esta nota, alcance a palpar algo del mensaje que estos padres, cargados del dolor más inmenso que pueda soportar un ser humano, quieren transmitir.
Pocas veces un cronista se queda sin palabras al momento de escribir. Este es uno de esos casos.
En la tarde de ayer, las familias de Lucas Ortega e Iván Jaime pintaron las respectivas estrellas amarillas en el lugar en que perdieron sus vidas, en avenida Presidente Perón y Quintana, en un accidente de tránsito registrado meses atrás. La mamá de Iván sólo pudo pintar unos centímetros porque la venció el dolor, un dolor desgarrador que acompañó una gran cantidad de gente que hizo “escuchar” su respetuoso silencio. Y allí fue, a su consuelo, Esther, otra madre que perdió a su hija en otro siniestro de tránsito, esos que a diario cobran vidas en todo el país, y de los que no tomamos conciencia.
Nadia, la hermana de Iván, en tanto, siguió el conmovedor acto junto a seres queridos y con su hijo en el vientre, que nacerá dentro de poco tiempo y dará alegría a un hogar castigado por una de las tantas tragedias que suceden en cada jornada, y que deberían llamar a la prudencia a cada uno de nosotros, para que aprendamos a respetar la vida propia y ajena.
Más tarde, se homenajeó en igual sentido a Fabián Caffaratti, quien falleció en Hipólito Yrigoyen y Sarmiento hace 11 años.