Un trabajador de la construcción recibió ayer una condena unificada de cinco años de prisión, tras admitir que había intimidado a un empleado municipal y a un joven, en dos hechos registrados en abril de 2009 en la ciudad de Oliva.
En rigor de verdad, Marcelo Fabián Ferreyra fue declarado autor responsable de “coacción” y “amenazas”, y se le impuso una pena de dos años de cárcel por ambos ilícitos, pero como tenía pendiente parte de una sanción anterior, de tres años de prisión efectiva, debieron unificarse ambas sentencias.
Ferreyra, alias “Matute”, de 44 años de edad, confesó los hechos que se le atribuían y posibilitó que el juicio oral fuera de trámite abreviado, omitiéndose la recepción de pruebas testimoniales en la sala de audiencias de la Cámara del Crimen de Villa María.
La actitud del albañil fue valorada por la Fiscalía y el Tribunal, que terminaron pidiendo y aplicando -respectivamente- la pena mínima establecida por la legislación vigente para la “coacción” (hacer uso de amenazas con el propósito de obligar a otro a hacer, no hacer o tolerar algo contra su voluntad), que es reprimido con prisión de dos a cuatro años.
De acuerdo con la requisitoria fiscal, Ferreyra coaccionó a un empleado de la Municipalidad olivense para que le entregara unos materiales que le estaba reclamando o iba a atentar contra su familia, todo ello en el marco de un incidente de ribetes pasionales que involucró a la esposa del condenado.
En otro hecho, amenazó a un muchacho que “molestaba” a una de sus hijas, lo que le generó una nueva denuncia, que luego se anexó a la causa anterior.
El asunto es que como Ferreyra tenía antecedentes penales, la Justicia ordenó su inmediata detención, por lo que llegó a este juicio privado de la libertad.
“Matute” había obtenido la condicional luego de purgar las dos terceras partes de la condena anterior (tres años), por lo que dejó la cárcel de barrio Belgrano en febrero de 2009, tras cumplir 24 meses “a la sombra”.
Ahora deberá pasar otro año y nueve meses entre rejas para completar la pena unificada, aunque con buena conducta podrá solicitar el beneficio de la “libertad asistida”, que permite el egreso seis meses antes del cumplimiento total de la condena impuesta.
El juicio fue presidido por el camarista Héctor Fissore y contó con la participación del fiscal Francisco Márquez y de la abogada defensora María Cristina Valles, mientras que la secretaria actuante fue Gabriela Sanz.
Marcelo Ferreyra nació en Oliva a principios de 1966, está casado y es padre de 14 hijos, producto de sus relaciones con cuatro mujeres diferentes.