Hay muchas mamás que creen que no tienen leche o que su leche no es buena. Esas creencias datan de hace mucho tiempo atrás y hoy se han convertido en mito.
Gracias a los avances de la ciencia y a los estudios realizados en pos de una vida saludable se ha comprobado que lo mejor para un recién nacido es la leche de su madre.
Es verdad que hay mamás que no prenden bien a su bebé del pecho y ésta es la mayor causa de fracaso en la lactancia o lo que provoca en la madre producción insuficiente.
Tampoco es real que el tamaño de las mamas va a influir en la capacidad para amamantar, tanto las mamas grandes como las chicas son buenas productoras de alimento para tu hijo.
Voy a contarte cómo trabaja tu cuerpo: la leche se produce porque el bebé succiona. Cuando tu hijo mama, las terminaciones nerviosas del pezón son estimuladas. Estas transmiten un impulso nervioso que da la orden de producción de leche al cerebro. El mensaje sería el siguiente: “Hay un bebé que está succionando y tiene que alimentarse para seguir viviendo”. Con este mensaje el cuerpo de la madre comienza a producir el alimento necesario. Cada vez que el bebé succiona se vuelve a mandar la misma orden. Tu cuerpo es ahora una fábrica a demanda. Cada vez que el bebé pida, la fábrica se pondrá en funcionamiento y producirá lo que tu hijo requiera para seguir creciendo sano y fuerte.
Para tener buena cantidad de leche la madre debe ofrecer el pecho a libre demanda. Esto significa que le darás el pecho a tu hijo cada vez que lo pida y todo el tiempo que quiera. Tanto de día como de noche.
Si ofreces al bebé mamaderas con sustitutos de la leche materna, tu cuerpo nunca va a saber cuál es la necesidad de tu hijo, por lo tanto seguirá produciendo la misma cantidad. Aquí se produce un vicio: el cuerpo no produce más porque cree que el bebé queda satisfecho, y el bebé no se llena porque no recibe lo que necesita. La solución está en suspender toda leche que suplante a la materna y amamantar con más frecuencia.
Otro error que se comete con bastante frecuencia tiene que ver con la creencia de que hay que ofrecer el pecho con un tiempo estipulado. La Liga Internacional de la Lactancia pide que se haga conocer que la leche con mayor contenido en grasas es la del final de la mamada. Por lo tanto la madre debe dejar que su hijo vacíe el pecho en cada toma. Cada uno de nosotros tenemos diferentes temperamentos y formas de ser; de igual modo los bebés tienen cada uno su forma de mamar. Algunos vacían el pecho en pocos minutos mientras que otros necesitan más tiempo y estímulo para terminar de alimentarse. Queda entonces en claro que dar de mamar 15 minutos de cada pecho es un error.
Afortunadamente el dar de mamar es un hecho instintivo y placentero. Te llena de felicidad y fortalece el vínculo mamá-bebé en cada encuentro.
Repasemos
- La leche materna siempre es buena
- El tamaño de las mamas no impide la lactancia
- Todos los pezones son viables para amamantar
- El bebé que es alimentado con la leche de su madre tiene menos cólicos, es más seguro, crece en forma adecuada, es más sano y llora menos
- La madre que amamanta recupera rápidamente el peso que tenía antes del embarazo, fortalece el vínculo con su bebé y le es más fácil entender lo que siente o pide su hijo
- Amamantar a libre demanda hace que la mamá tenga buena cantidad de leche
- El tiempo de mamada lo determina el bebé
- Las mamaderas con leche que no sea de la madre interfieren con la lactancia materna.

Viviana de los Ríos
Preparadora de Partos
Taller Gestación
vdga@arnet.com.ar