¿Qué quiere Schiaretti, que le intervengan la provincia?. La pregunta fue saltando de un lado otro por la rama de los árboles de la calle Mendoza. Después de salir de boca de un dirigente local, el interrogante se mezcló con las palomas que tomaban sol en la estructura del semáforo en la tarde del domingo. “Hay rumores de intervención y dicen que Accastello aterrizará en la Casa de Tejas de la mano de los Kirchner”, agregó ante la mirada atónita del febo recién asomado.
Rumores.
“Dicen que a Villa María vendrá gente desocupada de Buenos Aires a instalarse y que les darán tierras”. El hombre coronó la frase con un tijeretazo mientras las damas presentes en la peluquería abrían los ojos asombradas.
Rumores que corren por las calles de la ciudad en medio del fuego de los últimos días.
Rumores.
La nieve apagó los incendios de la zona serrana pero no logró enfriar los ánimos cordobeses.
Diez sindicalistas detenidos en la madrugada, más allá de las razones de la Fiscalía, no puede calificarse precisamente de un paño frío o de un medicamento para la alta tensión.
Es casi una provocación en medio del conflicto que el gobernador tiene con los gremios estatales por el recorte en los haberes jubilatorios.
Más aún cuando crece el rumor de la emisión de bonos para abonar salarios públicos. Otra vez sopa hirviendo.
Los problemas financieros están a la vista. En la provincia y en las ciudades. Numerosos intendentes levantaron la voz por el censo, pensando en la coparticipación que no aumentará como soñaban.
¿Qué quiere Schiaretti?, preguntó el dirigente.
No es Córdoba únicamente la hija con serias patologías. Trenes incendiados, zonas liberadas, trabajadores en alerta por la suba de los precios de la canasta familiar, productores sin respuesta, crímenes que desnudan campañas solventadas con dinero contaminado. Congresos partidarios que terminan a las piñas.
No está mal que los gobiernos quieran ver en los medios “buenas noticias” y suelten anuncios espectaculares pero los problemas están. Serpentean en el ánimo de los pueblos y hablan en todos los idiomas.
La coyuntura enardece. Los funcionarios se sacan el sayo culpando a los otros. De la protesta agropecuaria la culpa es de “los gorilas”, de los trenes en llamas, la izquierda y Pino Solanas con su película. De la inflación, los desestabilizadores. De los disturbios en Córdoba...
Es hora de ser serios.
De entender que el sistema así como está planteado, con la corrupción, la inequidad, y la injusticia social, está hipertenso. Y cualquiera sabe que si la tensión está alta, hay que bajarla.
Pero hasta ahora, se hace todo al revés.
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