Acerca de las
pinturas de
Bonfiglioli
Señor director:
Le escribo para que publique esta nota.
Me he visto sorprendido leyendo diarios de días atrás, donde el director de Patrimonio Histórico de Villa María, ante la noticia de que todas las pinturas de Fernando Bonfiglioli que están en el edificio que ocupaba el Cine Sud, en pleno centro, sin ponerse colorado, dijo que él no sabía nada (“me enteré por los diarios”). Parece un chiste, pero uno no puede más que espantarse ante tal declaración.
Muchos nos preguntábamos qué pasaría con las pinturas de Bonfiglioli cuando pasábamos por la calle Corrientes y veíamos las remodelaciones que se estaban realizando en el edificio. Digo, el señor director de Patrimonio Histórico de Villa María, ¿nunca se preguntó qué pasaba allí? ¿No tiene un vínculo como para recorrer estos lugares y ver cómo están estas pinturas o todo lo que concierne justamente al Patrimonio Histórico de los villamarienses? ¿No tiene presupuesto? ¿O es que es más fácil hacer sonar sirenas? ¿El intendente no podría gastar menos plata en fuegos artificiales y en plaquetas para señoras que hacen play back en el escenario de nuestro Festival de Peñas y gastar un poquito más en cuidar nuestra historia? Porque tanto el director de Patrimonio como el intendente deben entender que el progreso no se hace a expensas de la historia.
Villa María pierde cada vez más de su casco histórico, sus viejas casonas vienen desapareciendo, inclusive se pierden carteles que en una época el Concejo Deliberante había aprobado para contar y recuperar la historia de cada lugar.
Estaría buenísimo que el intendente pudiera retener para el Patrimonio de Villa María el edificio de la esquina de las calles Corrientes y Mariano Moreno, donde nació la escuela que lleva el nombre de este prócer y el colegio Manuel Belgrano, que se encuentran actualmente en el barrio San Justo. Preservar semejante edificio sería un estupendo regalo para festejar el Bicentenario de la Patria. Además la Universidad Nacional de Villa María tiene una carrera de Producción Audiovisual, que necesita de estos lugares para documentar la historia de la ciudad; ni hablar de que se pueden mantener, ya que hay asociaciones culturales y hasta comerciales a las que les podría prestar a cambio de la restauración y el mantenimiento.
Si queremos que Villa María sea turística, entonces también debe cuidarse su historia, debe hacerse promoción de la misma. (Teníamos el Museo Antártico, ¿qué fue de él? ¿Qué pasó con la cápsula del tiempo que se encontraba en la Terminal?...). Sería bueno ver qué nos legaron nuestros antepasados...
En fin, las grandes ciudades lo son también porque saben que el progreso no puede hacerse a expensas de la historia.
Otra consideración: es para la Asociación que busca proteger las pinturas, la familia Ateca y Naldo Lombardi, que buscaron una solución para preservarlas. Para ellos mi gratitud. Muchas gracias.
Alejandro Dughetti
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