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6 de Marzo de 2010
Caso Pons - Se incorporó buena parte de la prueba por lectura
Dos testigos complicaron la situación procesal de Dávila
Graciela Cantero y María March de Margheritti declararon que momentos antes de ser hallado el cuerpo sin vida de Marisel Pons, vieron salir del consultorio al médico villamariense. El juicio seguirá el martes con nuevos testimonios
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Oscar Dávila junto al abogado Marcelo Martín Silvano, uno de sus defensores (foto de archivo, gentileza RH1 Hernando)

Dos vecinas de la ciudad de Hernando comprometieron ayer la situación procesal del traumatólogo Oscar Alberto Dávila (42), al declarar que lo vieron salir de la vivienda de calle 12 de Octubre 135 momentos antes de que fuera hallado el cadáver de su esposa, la fisioterapeuta Marisel Pons (37).
Las testigos Graciela del Carmen Cantero y María Elena March de Margheritti coincidieron en señalar que el médico villamariense abrió el portón del garaje y se alejó raudamente del lugar a bordo de su automóvil.
Cantero precisó que estaba barriendo la vereda de la casa contigua (donde realiza tareas domésticas) y que eran las 9 de la mañana porque escuchó sonar el reloj de una joyería próxima al lugar del trágico episodio, registrado el 26 de marzo de 2008 en aquella localidad del Departamento Tercero Arriba.
En tanto, March sostuvo que vio a Dávila “salir volando” en su auto (en alusión a la velocidad con que lo hizo), mientras aguardaba en el consultorio que la fisioterapeuta la atendiera.
También comparecieron una prima hermana de la madre de la víctima, una joven que intercambió mensajes de texto con el acusado y un vecino de Hernando que estaba manteniendo una relación amorosa con Marisel.
Al comenzar esta cuarta jornada del proceso oral y público que se le sigue a Dávila, imputado como presunto autor de “homicidio calificado por el vínculo” (delito que es penado con prisión perpetua), el tribunal y las partes acordaron incorporar por lectura alrededor de 35 testimonios ofrecidos por las partes, lo que permitirá la agilización del debate y la consiguiente reducción de la cantidad de audiencias.
De todos modos, todavía resta que se les recepcione declaración a otros 30 testigos, entre ellos personal de la Policía Judicial, médicos forenses y otros peritos que trabajaron en la causa.
El juicio continuará el martes a partir de las 8.30, pero un día antes el tribunal y las partes resolverán qué testigos comparecerán en la quinta audiencia, aunque todo parece indicar que serán algunos de los peritos.

Cuando barría

El primer testigo en comparecer ante el tribunal -presidido por el camarista César Barberis- y los 12 miembros del jurado popular fue Graciela Cantero, quien señaló que el día del hecho llegó a su trabajo a eso de las 8 y media de la mañana.
Luego de realizar algunas tareas de limpieza en el interior del domicilio donde trabaja (sito en 12 de Octubre 115), salió a la calle para barrer la vereda. Al respecto, dijo que eran exactamente las 9, porque escuchó sonar la campana del reloj de Joyería Sbodio.
Minutos más tarde oyó que alguien estaba abriendo desde el interior el garaje de la vivienda del lado y vio que se trataba del médico villamariense.
Segundos después, Dávila salió en su auto y se alejó del lugar “acelerando distinto a otros días, más urgente”, precisó la testigo.
Fue entonces cuando María Elena March, quien se encontraba esperando ser atendida por Marisel Pons, le preguntó “quién era el que acababa de irse”, a lo que la empleada doméstica respondió: “Era el doctor”.
Cantero dijo también que Dávila salió entre las 9.05 y las 9.07. Cabe señalar que, según las pericias judiciales, Pons murió entre las 8.40 y las 9 de aquel miércoles.
La testigo agregó que luego de terminar de barrer ingresó a la vivienda donde trabaja para continuar con sus labores habituales y que momentos más tarde escuchó gritar a Gastón Dávila (el hijo mayor de la pareja), quien acababa de enterarse de la muerte de su mamá.
Posteriormente, Cantero señaló que cuando vio salir al traumatólogo llevaba puesta una chaquetilla y pantalón de color claro y que cuando regresó, a eso de las 10 de la mañana, tenía un ambo oscuro.

Sala de espera

El último testimonio de la jornada fue el de María Elena March, quien aguardaba ser atendida por Marisel en la sala de espera del consultorio. Y precisamente desde ese lugar vio salir el automóvil conducido por Dávila.
“Lo vi salir volando (rápidamente) y llevaba ropa clarita”, expresó la vecina hernandense, quien añadió que momentos más tarde llegó el padre de la fisioterapeuta, Henry Pons, quien entró al inmueble por la puerta del garaje y se encontró con el cuerpo sin vida de su hija.
March dijo también que en una oportunidad la víctima le había contado que “se iba a dormir a la casa del padre porque tenía miedo que él (señalando a Dávila) la matara”, al tiempo que agregó que desde que llegó al consultorio hasta que se produjo el trágico desenlace no había visto entrar a nadie a la vivienda.
El abogado Marcelo Martín Silvano, uno de los defensores de Dávila, remarcó algunas contradicciones en las tres declaraciones que había efectuado la testigo (primero en la Policía, luego en la Fiscalía que instruyó la causa y finalmente ayer, ante el tribunal y los jurados populares), sobre todo en relación a los horarios y las circunstancias en que vio salir a Dávila de la finca.
Sin embargo, el juez Barberis le aclaró al letrado villamariense que varias de esas cuestiones habían quedado aclaradas en oportunidad de realizarse la reconstrucción del hecho, cuando Martín Silvano todavía no asistía al acusado.
De igual modo, el fiscal Moisés Yona expresó que “no había un cambio general de la declaración de la testigo”.

Otros testigos

Durante la audiencia de la víspera también declararon Griselda Meichtri, Julieta Berri y Jorge Carreggio.
Meichtri, prima de la madre de Marisel, dijo que a raíz de su estrecha relación con la víctima supo por boca de ella que en varias ocasiones había tenido peleas con su marido, aunque aclaró que nunca presenció incidentes de ese tipo ni la vio golpeada.
Berri declaró que supo intercambiar mensajes de texto con Dávila, aunque aclaró que no llegó a salir con él porque en una oportunidad le envió un SMS en tono amenazante.
Y Carreggio explicó que había iniciado una relación sentimental con Pons un par de meses antes del hecho, habló sobre la fisioterapeuta e hizo referencia a situaciones que ella le había contado sobre la deteriorada relación que tenía con su esposo, de quien estaba separada de hecho.

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