A comienzos del 1800 la sociedad estaba regida por un dominio patriarcal que ubicaba a la mujer bajo la total dependencia del hombre, y en este contexto el deseo de ellas se perdía ante la decisión del padre o del marido, una situación que sufriría cambios a lo largo de los últimos 200 años y que hoy es repensada en el marco del Día Internacional de la Mujer.
"La voluntad de las mujeres fue reiteradamente torcida por las decisiones, a menudo inapelables, de las jefaturas patriarcales familiares", dijo la socióloga e historiadora Dora Barrancos.
Se producía la ruptura con la dominación española, una acción fundamentalmente política, ya que en términos económicos y sociales se mantuvieron herencias coloniales que rigieron la vida de los criollos y de las comunidades originarias durante mucho tiempo, y en ese plano la mujer siguió ocupando un lugar de subordinación.
Las pautas de la unión matrimonial donde el padre de la joven decidía el futuro de su hija, la legitimación del adulterio masculino y la condena del femenino, la "dote", marcaban el mandato que rigió la vida de la mujer en una sociedad cerrada, racista y profundamente desigual.
Ese mandato establecía casarse, ser guardadoras del hogar, criadoras de múltiples hijos, cuidadoras de padres y maridos, en tanto los asuntos públicos estaban reservados a los varones.
Barrancos se pregunta si este nivel de subordinación significó que las mujeres se privaran de actuación pública y aclara: "De ningún modo".
En las Invasiones Inglesas, en la Revolución de Mayo, en las guerras civiles, en la organización del Estado, en las conquistas de género logradas en el Siglo XX la mujer participó, tanto en la lucha concreta como en los salones en los que se debatían las ideas y las acciones, como en los espacios legislativos.
Pero la mujer sufrió avances y retrocesos en su condición de ciudadana, que prácticamente no se había modificado hasta 1869 cuando el Código Civil de Vélez Sarsfield "determina la inferioridad jurídica de las casadas que no podían educarse, profesionalizarse, ni trabajar o comerciar, sin la expresa autorización de los respectivos cónyuges, y tampoco podían administrar los bienes propios.
"La historia ha revelado un aspecto central de las contradicciones de la modernidad: mientras los varones alcanzaban el reconocimiento de la individualización y correspondiente mayor soberanía, y se ampliaba su ciudadanía, lo inverso acontecía con las mujeres", precisó la especialista.
Mientras tanto la mujer ocupaba puestos laborales en diferentes actividades y se sumaba en algunos sectores a las ideas feministas de comienzos del Siglo XX.
La Ley 1.420 de Educación Obligatoria, Gratuita y Laica significó que tanto los niños como las niñas accedieran a la escuela elemental. Hubo que esperar hasta 1926 para la primera reforma civil, "para que ya no fuera necesario el consentimiento del marido para trabajar, educarse y testimoniar", dijo Barrancos.
Luego el Gobierno peronista produce "una exaltación vigorosa de la participación femenina en la arena política al ofrecer la clave fundamental de la figura de Eva Perón", añadió. Con ella el sufragio femenino, en 1947; más tarde la Ley del Divorcio Vincular sancionada a fines de 1954 y suspendida "sine die" por un decreto de la Revolución Libertadora en 1956.
Llegaron los años ‘60 con la ampliación de la matrícula estudiantil femenina, la mayor libertad sexual de la mujer y los cambios a nivel mundial que abrían la esperanza de una transformación social.
Pero 1976 obturó esa apertura con represión y muerte, en un proceso en el que más del 30% de los desaparecidos fueron mujeres, "cuyas condiciones en los campos de concentración tal vez resultaron más abrumadoras por la violencia reforzada del abuso sexual y porque fueron numerosos los niños nacidos en cautiverio y apropiados por los victimarios", dijo la experta.
Y luego fueron mujeres las que ejercieron "una contundente resistencia: las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo", agregó.
La socióloga precisó que "con la recuperación de la democracia, diversos grupos de mujeres se hicieron oír reclamando equidad e igualdad en todos los dominios y se lograron numerosos cambios en la Legislación".
Entre ellos están: la Patria Potestad compartida, el divorcio vincular, la ley de cupo que garantiza el acceso a los cargos de representación con un mínimo de 30% de mujeres, la ley que permite el acceso gratuito a los métodos anticonceptivos y la que sanciona la violencia de todo orden contra las mujeres.