Después de dejar escapar los tres puntos en condición de local y de informarse sobre la victoria que logró Estudiantes de Río Cuarto como visitante, Alumni entró en la cuerda floja del torneo Argentino A y deberá extremar los esfuerzos para no perder la categoría.
Si bien es cierto que le quedan 21 puntos por jugar, en ocho fechas (de las cuales deberá descansar en una), también es un hecho que la formación villamariense lleva sumado 24 en toda la temporada, motivo por el cual está obligado a dar un gran salto de calidad para salir de la zona de Promoción en la que se encuentra.
En ese sentido, el empate del domingo, en Plaza Ocampo, perjudicó su permanencia no sólo porque Estudiantes lo pasó en la tabla general, sino porque no pudo descontarle a Desamparados de San Juan, que se llevó un punto y mantuvo así la diferencia de tres que existe en la tabla tan temida.
En ese aspecto, los próximos partidos como visitante serán fundamentales para el conjunto que dirige Carlos Ranalli.
Es que primero (el próximo viernes, a las 21.10) visitará a Villa Mitre de Bahía Blanca, que apenas está dos unidades arriba en la tabla general. Y después, en Río Cuarto, Alumni tendrá que vérselas con Estudiantes, que suma un punto más (25).
En medio de estos encuentros, el miércoles 17 del corriente mes, el equipo villamariense recibirá a Cipolletti de Río Negro, que pelea la clasificación.
Con semejante panorama, encontrar la regularidad que pide el propio técnico resulta vital. Y allí radica el problema central de este equipo que, en sus últimos tres partidos, perdió por goleada (3-0), ganó por goleada (3-0) y luego -el domingo- empató de local un partido increíble (1-1).
El caso es que Ranalli (como antes Rubén Agüero) no puede tampoco sostener una formación fija y con una idea definida, tanto sea por suspensiones (constantemente), lesiones o vaivenes individuales en el rendimiento que irritan.
Tras vencer a Brown de Puerto Madryn, curiosamente, el equipo perdió el factor sorpresa y penó ante un equipo prolijo, como Desamparados, al que había vencido en la primera fecha del Clausura.
Y esa imagen de no saber ganar en la “Placita” no es nueva. Alumni sólo pudo hacerlo tres veces en toda la temporada, muy poco para zafar de un descenso o una Promoción.
Con este panorama, ahora Ranalli tratará de focalizar al equipo para sumar afuera, imperiosamente. Es que desde allí dependerá la suerte en el tramo decisivo de la competencia, ya que tampoco puede darse el lujo de seguir perdiendo puntos Juventud de San Luis (tiene 6 más que la formación fortinera), a quien debe visitar. Y además, será necesario llegar con cierta holgura al último partido, ante Brown, en Puerto Madryn, teniendo en cuenta que Alumni tendrá fecha libre en la jornada final.
“Ahora nos quedan siete finales”, avisó Ranalli, quien intentará levantar a sus dirigidos y apostar a un fútbol que otorgue vida, para sacarse así la soga del cuello y no caer en el abismo que se visualiza desde la cuerda floja.