Las siguientes fueron las conclusiones y los consensos surgidos del Primer Foro de la Economía Social y Solidaria desarrollado en noviembre pasado en la ciudad de Córdoba:
Comisión Economía Social y Políticas Públicas.
¿Qué es la Economía Social y qué la Economía Solidaria?
“Es una concepción y una práctica del trabajo autogestionado que tiene por base de construcción el valor de la solidaridad, en tanto proyecto necesariamente colectivo. Esto implica el abandono de pensar el desarrollo en términos individuales y de pensar al compañero de trabajo como alguien ajeno al propio proyecto o como un potencial competidor para el reparto de beneficios. En consecuencia, esto se traduce en un modo de vida distinto, en donde el compañero no es sólo de trabajo, sino un ser humano a ser considerado en la indivisibilidad de sus vivencias, derechos y obligaciones, así como su familia y allegados.
Por otra parte, trabajar en organizaciones de Economía Social y Solidaria, implica asumir una conciencia constructiva, propositiva y democrática, esto es, no pensarse en términos de un modo aislado de construcción, sino insertos en una provincia en donde no sólo el acceso al trabajo, sino también el acceso a la salud, a la educación, a la justicia y al medio ambiente sano se encuentran gravemente comprometidos.
Por esto, es desde el valor de la solidaridad que se entiende esta conciencia, en donde el desarrollo individual no puede pensarse sino en el contexto del desarrollo sustentable del conjunto de la comunidad de la cual formamos parte. Esto no implica un concepto único de desarrollo (cada cual tiene derecho a entender algo distinto), con lo cual en la realización de nuestro trabajo, podemos ser solidariamente responsables de eventuales daños a intereses colectivos o difusos o podemos ser solidariamente conscientes de la función social que desempeñamos en nuestra comunidad.”
¿Qué es el Estado y cómo lo consideramos?
“Aquel Estado capitalista, ante el cual se levantaba la Economía Social y Solidaria como una articulación autónoma de contrapoder, hoy es visto como un Estado contradictorio, susceptible de ser impregnado en lo jurídico de valores solidarios y en lo político de programas y propuestas de políticas públicas. Esto es, el Estado puede ser utilizado en la medida que sirva para el desarrollo de sector (definiendo éste su propia idea de desarrollo).
Como este Estado contradictorio todavía depende del capital para su existencia, se relaciona con el sector cooperativo de manera cooptadora, esto es, desarrolla políticas para contener al sector pero no para que el mismo se emancipe de manera definitiva de la economía pública o privada. La propiedad colectiva y la gestión democrática de una entidad económica, no son hoy conceptos instalados ni en lo jurídico ni en el espacio público. Mucho menos en los poderes políticos.
En este marco, se rescata la autogestión participativa y democrática como necesaria para subvertir esta relación, esto es, articularnos y crecer de manera tal de estar en condiciones de ofrecerle al Estado programas y proyectos construidos por nosotros, con nuestros valores e ideas de desarrollo, para que verdaderamente nos sirvan sus políticas y podamos marcar la agenda para el sector. Esto implica dejar de pensar a la Economía Social y Solidaria como algo marginal al sistema para pasar a construirla como alternativa, usando al Estado como instrumento pero con vocación de autonomía.”
¿Qué problemas tenemos?
El principal problema que se menciona es de índole cultural: los trabajadores de la Economía Social y Solidaria en repetidas experiencias, no son capaces de revisar pautas de comportamiento atravesadas por racionalidades individuales y no colectivas. Esto proviene entre otras cosas de una socialización política sesgada en las familias y escuelas primarias y secundarias y se traduce en consecuencia, en formas de organización y de tomas de decisiones que suelen ser propias de las empresas privadas y de la economía capitalista. Por racionalidad se entiende aquí a la capacidad humana que permite pensar, evaluar y actuar consistentemente de acuerdo a ciertos principios para satisfacer algún objetivo o finalidad.
Así, en los momentos de crisis (que en muchos casos coincide con el surgimiento de las organizaciones sociales de economía social y solidaria) es cuando más conciencia se tiene del valor de la solidaridad como la única herramienta que permite una construcción colectiva con miras a una solución autogestionada ante el desempleo o el subempleo.
Para encontrar la solución a dicho problema (complejo y multidimensional), es necesario rastrear sus posibles causas, para poder desde allí, analizar diferentes alternativas que ataquen al problema desde su raíz. Es por esto que no basta con la obtención de financiamiento (público o privado) para llevar a cabo un proyecto cooperativo, colectivo o alternativo.”
Entre las causas de dicho problema se mencionan:
“Falta de formación de los integrantes de estas organizaciones en valores solidarios y cooperativos por un lado (y como esto repercute en el día a día de labor) y carencia de herramientas de gestión -sociales, jurídicas, contables y económicas- que permitan, no sólo no fracasar como colectivo en la competencia con otras entidades económicas, sino poder desarrollarse integralmente como grupo humano organizado desde lo económico y desde allí, proyectado a disputar el sentido del trabajo, de la producción, del consumo, de la propiedad y del desarrollo.
Falta de comunicación y articulación económica entre las organizaciones del sector, por lo que la generación de redes de comercialización y comunicación entre las organizaciones de Economía Social y Solidaria en el territorio provincial, aparece como otro punto estratégico para poder avanzar. Se reconoce a este Primer Foro como un avance en el sentido comunicacional y no está agotada aún la discusión, respecto de la consolidación de una red comercial que sinérgicamente, potencie al conjunto de organizaciones en cuanto a su poder relativo como sector. Subyace a esta causa, imaginarios políticos históricos y rígidos que dificultan un diálogo sincero, constructivo y de buena fe.
Finalmente, emerge una aparente disputa entre aquellas organizaciones constituidas legalmente como cooperativas, mutuales o alguna otra figura legal y las que funcionan de hecho, como organizaciones sociales de economía familiar, comunitaria o solidaria que tienen un anclaje territorial concreto. Estas últimas, por lo general cumplen una función social más clara en el territorio que actúan.”
¿Qué tenemos como fortalezas para solucionar estos problemas?
“La democracia participativa y la autogestión: igualdad en la participación en la toma de decisiones de todos sus miembros o en la elección de sus autoridades en el caso de estar delegada esta función, tal que si se trata de una organización productiva por ejemplo, el capital debe encontrarse repartido en porciones iguales entre los socios.
La práctica de la solidaridad con especial énfasis en los más desfavorecidos del grupo o de la comunidad en general. Las entidades que promueven la Economía Solidaria dan prioridad a las asociaciones de desempleados, trabajadores en vías de perder el empleo y de los que menos tienen posibilidades de encontrar trabajo debido a la edad, la falta de calificación, discriminación de raza o de género, etcétera.”
¿Cuáles son las propuestas de la comisión para este Primer Foro?
“Constituirse en una instancia de formación política en valores solidarios y cooperativos; en derechos y obligaciones de las organizaciones del sector y en herramientas de gestión técnica: social, financiera, contable, económica, comunicacional, ambiental, etcétera, dependiendo de las demandas de cada organización. Luego, poder sistematizar esto de manera tal de estar en condiciones de concientizar en escuelas acerca de los valores cooperativos y solidarios.
Constituirse en una red de intercambio comercial y de experiencias de autogestión, para el fortalecimiento de la autosustentabilidad del sector y la promoción de su autoformación. En este objetivo, aparecen como aliados estratégicos los centros de estudiantes, colegios profesionales y gremios o sindicatos afines al sector.