Muchas personas llegan a consulta porque la familia o los amigos les dicen que “tienen que hacer terapia”. Un espacio se convierte en terapéutico cuando fundamentalmente hay “motivación” para trabajar algunas temáticas o cuando la persona “siente o piensa” que ya no puede más sola y entonces decide pedir ayuda.
El ciclo comienza con determinada necesidad especifica (el motivo de consulta, el pedido de asistencia clínica, la mejora de la calidad de vida) ante lo cual se plantea una serie de metas u objetivos (reducir el síntoma, reestructurar la personalidad, aumentar la sensación de bienestar, proveer apoyo, etcétera) para lo cual se implementan un conjunto de acciones terapéuticas, orientadas hacia un objetivo específico.
¿Cuáles son los temas o situaciones que requieren atención?
Todas las personas pasamos por experiencias que nos resultan difíciles de resolver, a veces encontramos las estrategias para hacerlo con un escaso costo emocional y otras veces nuestro estado de ánimo resulta minado por las experiencias.
Lo que cada persona hace o piensa para resolver sus problemas depende de las capacidades y experiencias individuales y todo es válido en la medida en que sienta que puede retomar el control de su vida, respetando los límites de sí mismo y de los otros.
Muchas veces las soluciones intentadas no resultan o terminan empeorando o manteniendo el problema: es ahí donde la consulta sería una opción válida, esto es cuando la persona siente que ninguna estrategia utilizada le sirve para abordar el problema o malestar.
La psicoterapia debe intentar ayudar a las personas para que puedan volver a sentirse y actuar de forma segura. Nótese que no hablamos de normalidad o locura, simplemente de dificultad para resolver o pensar o sentir o una conducta o un pensamiento disfuncional. Esto es que ha funcionado bien durante un tiempo y después deja de hacerlo.
La psicoterapia debería poder identificar no sólo los aspectos patológicos, sino los saludables o más adaptativos a fin de promoverlos, además de la eliminación de la psicopatología.
Según la Psicología Social, ser normal es ser productivo, mantenerse aseado, vestir adecuadamente, hablar con propiedad, tener hijos, familia, amigos y respetar las normas de convivencia y las leyes. Gente más o menos eficaz, más o menos satisfecha con su vida, en definitiva: personas funcionales y adaptadas al entorno.
El impacto social de los tratamientos es determinante para conocer la eficacia de los mismos. Si resultan efectivos el cambio se verá reflejado en algún indicador concreto: la familia dice que está mejor, falta menos al trabajo, su rendimiento laboral aumenta, consultan menos con otros especialistas, etcétera; es decir producen cambios.
En resumen, deberíamos consultar con un profesional de la salud mental toda vez que tengamos alguna dificultad específica que creamos que no podemos resolver solos. El profesional deberá ayudarnos a volver a funcionar de manera adaptada en el entorno en el que nos desenvolvemos.

María Gabriela Pihen
Lic. en Psicología
MP 2403
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