Al promediar la tarde de este miércoles, el traumatólogo villamariense Oscar Alberto Dávila afrontará uno de los momentos más cruciales de su vida. Jurados populares y jueces técnicos deberán votar entre las dos únicas alternativas posibles para resolver el proceso que se le sigue por la muerte de su esposa, la fisioterapeuta Marisel del Carmen Pons.
Es que en la definición de este impactante y conmovedor caso policial no hay medias tintas: Dávila será declarado inocente o culpable. Y según sea el veredicto, se sabrá si es absuelto y recupera la libertad en forma inmediata, o si se le impone la pena máxima prevista por la legislación argentina, cual es la prisión perpetua.
En caso de aplicarse dicha condena, en términos cuantitativos representa nada menos que 35 años de cárcel. Y como Dávila tiene 42 años de edad, indefectiblemente pasará el resto de su vida tras las rejas. Sólo tendrá la posibilidad de solicitar la “prisión domiciliaria” una vez cumplidos los 70 años, pero aún entonces la Justicia evaluará si le concede dicho beneficio.
Especulaciones al margen, el médico cirujano -con especialidad en traumatología y ortopedia- nacido en Villa María el 19 de diciembre de 1967, deberá esperar que jueces y jurados evalúen las pruebas que se ventilaron a lo largo de las audiencias de debate para determinar su inocencia o culpabilidad. Y una mínima duda sobre la eventual participación de Dávila en el hecho que le costó la vida a su esposa, los obligará a absolver al acusado.
En rigor de verdad, sólo ocho de los 12 ciudadanos que integran el jurado popular (los otros cuatro actuaron como suplentes y no intervendrán a la hora de dictar el veredicto) y dos de los tres miembros del tribunal, emitirán sus respectivos votos. Así, inicialmente se contabilizarán esos 10 sufragios, y sólo se requerirá el voto del presidente de la Cámara (César Barberis) si el fallo arroja un empate en cinco.
Ahora bien, si de esos 10 votos se produce cualquier otro resultado (6 a 4, 7 a 3, 8 a 2, 9 a 1 e incluso el unánime 10 a 0), se dictará la sentencia según corresponda: inocente o culpable.

Lo que falta

Para las 11 está previsto que se reanude el juicio en la sala de audiencias de la Cámara del Crimen de Río Tercero. En primera instancia se le tomará declaración al último testigo citado, luego se resolverá sobre la incorporación del resto de la prueba obrante en el expediente y más tarde alegarán el fiscal Moisés Yona y los abogados Rosa Elena Nou (representante de la familia de la víctima) y Marcelo Martín Silvano (uno de los defensores del imputado), en ese orden.
Se estima que cada una de las partes demandará más de una hora para emitir sus conclusiones, y es un hecho que tanto el acusador público como la querellante particular pedirán que Dávila sea condenado a la pena máxima por el homicidio de su esposa. La defensa, en cambio, con seguridad solicitará la absolución por el “beneficio de la duda”.

Lo que pasó

Ayer, en la séptima jornada de debate, testimoniaron el médico villamariense Ignacio Bruno (ex compañero de Dávila en el Hospital Pasteur, aunque también atendía en los consultorios de 12 de Octubre 135 de Hernando, donde Marisel fue hallada muerta), Lía Molina (madre del acusado) y Silvia Paulini (médica de la Policía Judicial).
En tanto, no se presentó el vecino hernandense Humberto Caffaratto, que había sido requerido por la abogada Nou para esta audiencia, por lo que finalmente se desistió de su comparendo.
También estaba previsto que declarara la directora del Laboratorio de Biología Molecular del Ceprocor, Nidia Modesti, pero un inconveniente de último momento le impidió concurrir a los Tribunales riotercerense en tiempo y forma. Es por eso que se postergó para hoy su exposición, con la cual se cerrará la etapa de recepción de pruebas testimoniales.

Otros detalles

El hecho por el que Oscar Dávila está imputado como presunto autor del delito de “homicidio calificado por el vínculo” se produjo en horas de la mañana del 26 de marzo de 2008 en el interior de la vivienda donde la víctima tenía su domicilio, más precisamente en una dependencia que se utilizaba como consultorio.
Marisel fue hallada colgada del cuello con una soga atada a un artefacto para hacer gimnasia, por lo que en un primer momento se barajó la hipótesis del suicidio.
Sin embargo, una serie de elementos de prueba llevaron a los investigadores a plantearse que se había tratado de un homicidio, y a partir de algunos testimonios el médico villamariense quedó implicado en el caso como supuesto autor material del crimen.
Finalmente, cabe señalar que Dávila y Pons estaban separados desde unos ocho meses antes del trágico episodio, y de su unión matrimonial nacieron los dos hijos de la pareja: un varón que actualmente tiene 15 años y una nena de 12.