Hay veces que las cosas se hacen bien. Esa es la sensación que proyecta la Escuela Superior Integral de Lechería (ESIL), enclavada en una de las cuencas lácteas más importante de la región. La entidad permite armonizar el desarrollo de la producción y de la industria con formación permanente. Es por eso que en el suplemento especial del Día del Trabajador Lácteo no queríamos dejar pasar por alto el trabajo de hombres y mujeres de la ESIL, que aportan su grano de arena para lograr que los quesos de la cuenca de Villa María tenga la calidad que hoy puede ostentar.

Educación formal

Cada año, egresan del nivel medio de la institución ubicada en la ciudad más de 120 chicos con el título secundario orientado a los lácteos. Pero además, tienen la posibilidad de seguir las carreras de Técnico Superior en Lechería y de Ingeniero en Alimentos.
“Para el próximo ciclo lectivo, estaremos sumando otro título intermedio que había desaparecido: el de Técnico Lácteo, al que se accede con tres años de estudios terciarios. Uno más y es Técnico Superior y otro más para alcanzar el título de Ingeniero”, destacó Alejandro Coria, del área de Capacitación de la ESIL.
Para esa formación cuentan no sólo con un grupo de docentes que permanentemente se capacita, sino también con una planta de elaboración de lácteos en la que pueden hacer quesos, dulce de leche, yogures y leche en polvo.
Además, tienen un tambo propio que produce 1.500 litros de leche diarios y al que proyectan hacer crecer para lograr 1.000 litros más.

Educación no formal

En el área de Educación no formal de la ESIL se planifican permanentemente cursos destinados a la formación de trabajadores y técnicos de la industria láctea.
“Nosotros tenemos una relación muy fluida e intensa con la industria. Por el lado humano, porque nuestros egresados están trabajando en esos lugares y además, porque establecemos ese vínculo para dar respuesta a las necesidades de capacitación permanente que surgen de las empresas”, indicó.
En función de eso, realizan cursos dentro de la compañía para los operarios, modalidad que fue la principal al comienzo de la educación no formal de la institución.
“Esto requiere cierta envergadura de la industria para poder realizar el curso en el lugar, por lo que también desarrollamos otro tipo de cursos, directamente en la ciudad, para que las pequeñas y medianas también pudieran enviar su gente. Hoy tenemos un mix de cursos en la ciudad y otros en empresas”, afirmó.
Cabe señalar que para concretar este tipo de cursos dentro de la empresa, se requiere que la industria tenga una dimensión importante.
Es por eso que comenzaron a desarrollar otro tipo de cursos, dentro de la ciudad, para que las pequeñas y medianas también puedan enviar a uno de sus operarios o técnicos para realizarlo. La modalidad ha dado muy buen resultado.
Por ejemplo, este año llevaron adelante en la Casa de la Familia unas jornadas sobre tecnología en leche y quesos y otra de laboratoristas. El 15 de setiembre comienza el de deshidratado y en noviembre se desarrollará el segundo nivel de quesos.
“El interés puesto en las industrias en capacitación hace que siempre tengamos que hacer este tipo de actividad. Y no hablamos sólo de industrias de nuestra cuenca, sino de todo el país y de otros países de Latinoamérica, como Paraguay, Bolivia y Perú, principalmente”, dijo.
“Creemos que así como Argentina se está posicionando como país procesador de alimentos, la capacitación es indispensable”, agregó.

Sobre calidad

Es difícil decir cuánto influyó la ESIL en lo que es calidad y seguridad alimentaria. Pero lo que sí hay que señalar es que permanentemente están haciendo actividades de extensión y formación para difundir las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) como punto básico en la capacitación hasta llegar a los procesos de Gestión de Calidad Total.
Precisamente, Coria explicó que lo que más se pide son cursos sobre BPM. Luego le siguen los de sistemas de producción “que sirven para llevar a la teoría lo que muchos operarios conocen por práctica. El conocer lo teórico lo habilita no sólo como procesador, sino también para poder tomar decisiones ante una circunstancia determinada”. También solicitan todo lo que sea formación en limpieza y sanidad.
En otro punto, Coria explicó que cuando una industria quiere desarrollar un producto nuevo, cuenta con la planta de la ESIL para realizarlo, lo que estrecha más los vínculos entre la escuela y las empresas.
Es muy difícil asegurarlo, admitió Coria, pero la mayoría de los trabajadores que hoy celebran su día ha pasado por alguna instancia de formación de la ESIL, dejándole una impronta en lo que hace a seguridad, higiene y calidad en la elaboración del producto.
Materia prima, trabajo para procesarla y formación. Tres pilares para el desarrollo de nuestra cuenca que permiten dotar de anticuerpos para resistir los males momentos por los que le toca atravesar al sector.