Escribe: Pepo Garay
Especial para EL DIARIO
Dicen que a Jesús le pusieron una corona de espinas y que luego fue terriblemente azotado, en desgarradora procesión. Que le dieron de beber vino con hiel. Que los soldados romanos le gritaban “Salud, Rey de los judíos”, mientras lo apaleaban. Que lo crucificaron, en la cima del monte Gólgota, donde murió. Dicen que esto ocurrió el viernes santo, en las adyacencias de Jerusalén.
También dicen que al tercer día de aquellos tristes acontecimientos, el hombre resucitó, para irse derechito a los cielos, y sentarse a la derecha del Dios padre todopoderoso.
Todo esto dicen desde hace unos 2010 años, y así lo cree nuestra católica apostólica y romana sociedad. Igual, cuando llega semana santa, son pocos los que se guardan para reflexionar y meditar sobre aquellos sucesos. La mayoría busca relax y esparcimiento, aprovechando este espacio de libertades. Disparar, escaparse, disfrutar. En fin, viajar. En el caso del habitante de Villa María y la zona, el rumbo no se discute: las sierras.
Con buena disposición, cuatro días son suficientes para realizar un recorrido que, aunque someramente, da cuenta de las bondades de nuestros tres valles favoritos. Y de paso, conocer las alternativas en materia de festividades y eventos especiales de estas fechas.
Calamuchita
Vieja conocida, la región de los grandes lagos sale a la cancha con actividades que ya son una fija del calendario turístico: “Delicias de Pascua”, en Santa Rosa, reúne los manjares producidos por panaderos y reposteros locales. La degustación de postres artesanales irá acompañada de diferentes números artístico-musicales, prometen desde el municipio.
Por su parte, Villa General Belgrano da el presente con otro clásico de la zona: La Fiesta Nacional de la Masa Vienesa, donde se recrean las tradiciones europeas de los fundadores del pueblo. Conciertos de coros, desfiles, vía crucis y demás actividades acompañan el evento cultural. Más arriba, adentrándose en la montaña, el visitante puede introducirse de lleno en las celebraciones de Pascua de la bellísima La Cumbrecita.
Del otro costado del Cerro Champaquí, aparece Villa Yacanto de Calamuchita, que invita a participar del Festival Provincial del Ternero Serrano. El acontecimiento se presenta como la excusa perfecta para disfrutar de los maravillosos paisajes otoñales de esta comarca y sus tesoros escondidos.
Punilla
En el valle más verde de la provincia, la propuesta de estas mini vacaciones se inicia con la Feria Artesanal y Comercial de Huerta Grande, a escasos kilómetros de La Falda y su atractivo entorno. Otra feria, en este caso de Gastronomía, se desarrolla en Los Cocos. Toda una tradición de Punilla, la encantadora localidad ofrece las exquisiteces de la zona, invitando también a gozar de las panorámicas de montaña y el privilegiado microclima del municipio.
Quienes busquen acción y aventura, la ocasión emerge desde el mirador Cuchi Corral. Una nuevas fecha del Campeonato Argentino de Parapente representa una oportunidad inmejorable para admirar el vuelo humano, en un imponente marco natural.
Traslasierra
Para los más religiosos, Mina Clavero organiza sus famosas Estampas Bíblicas, un espectáculo de nivel que recrea la caída y resurrección de Jesucristo. Desde hace 20 años, la obra se desarrolla durante la noche del Viernes Santo, en el Anfiteatro Municipal.
El Valle de Traslasierra convida además con sus extraordinarios paisajes de alta montaña. Beneficiados por estas deslumbrantes visuales, los habitantes de poblados como Nono, Villa Cura Brochero o Las Rabonas, le abren las puertas a propios y extraños, resaltando las cualidades humanas de este apartado punto del mapa.
Como cada Semana Santa, los valles cordobeses se visten de gala para recibir a los favorecidos visitantes. Que lo aprovechen.
Ruta alternativa
Domingos de depresión
Escribe
El peregrino impertinente
Lo mejor de estar de viaje, es que todos los días son maravillosos, y uno no sabe si es lunes de derrota, martes de arrepentimiento, miércoles de desilusión, jueves de resignación, viernes de ansiedad, sábado de gloria o domingo de depresión. El domingo… ¡por Dios, qué jornada traumática!
Claro, hasta el asadito y el helado, todo bien. Ahora, se hacen las siete y cuarto, cae el sol, y sentís una punzada en el optimismo que se asemeja al dolor que experimentan las elefantes africanas hembras al parir un trompudo de 250 kilos.
Se viene la Doña
¡Qué bajón! Yo miro el reloj, y ya cuando dan las siete menos algo, empiezo a advertir la llegada de ella, la Doña Depresión. Viste capa negra, que la cubre de la cabeza a los pies. Tiene el rostro sombrío y el aliento fétido. Y cuando se aparece, se sienta a tu lado te dice “¿Como andás mostro?, ¿todo viento? Qué lindo, dentro de unas horas se hace lunes ¿Un pucho?”. Y vos como un otario le aceptás el convite, fumándote un cigarrillo que no sabe a otra cosa que a hiel.
Pero cuando uno se va algún lado de vacaciones, nada de esto ocurre. Los días no tienen nombre, ni características especiales. Un martes de arrepentimiento tranquilamente puede ser de algarabía, un jueves de resignación, de armonía, etcétera. Y un domingo… un domingo de depresión puede tornarse en Feliz Domingo para la Juventud, con Jorge Formento gritandote: “¡Te vas a Bariloche, te vas a Bariloche!”. Y vos saltando como loco, con el cofre de la felicidad abierto, y tus amigos danzando alrededor tuyo. Y sobre todo, sin ninguna señora de capa negra que se te siente al lado.
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