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El músico le escapa a ejecutar temas largos, más bien prefiere canciones directas, indicó |
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Adrián Iaies es un eximio pianista de jazz, acreedor de un premio Clarín y un Konex de Platino además de contar con nominaciones a los premios Grammy Latinos entre otras distinciones. Comparte fanatismo desde su juventud con Bill Evans y Charly García. Además es un hincha "perro" de Estudiantes de La Plata, tanto que hasta llegó a colgar una camiseta del "Pincha" sobre su piano en un recital a días de festejar el campeonato.
Tales detalles configuran una acotada biografía del músico que se presentará por primera vez en Villa María junto a su trío (Ezequiel Dutil en contrabajo y Pepi Taveira en batería), para socializar su última producción, "Esa sonrisa es un santo remedio".
La velada comenzará a las 21 en el auditorio Antonio Sobral (Mitre 126), en el marco de una gira por Córdoba y Santa Fe. Horas antes -a las 17- brindará allí una charla dirigida a músicos y a estudiantes avanzados.
A propósito de su visita, Iaies respondió algunas preguntas enviadas por EL DIARIO, como por ejemplo su elección del título de la placa: "Una sonrisa es una entidad imbatible porque desarma cualquier ideologismo, cualquier posición irreductible. Y una canción también lo es. El carácter milagroso que reviste es que esa canción siempre te ofrezca, cada vez que volvés a tocarla, una posible mirada diferente".
En esta producción, ha emergido un sustancioso caudal compositivo. ¿Responde a una necesidad de "contar" algo en particular?
- Más bien tengo períodos en los que estoy más interesado en escribir música y hay épocas en las que prefiero arreglar música de otros compositores o simplemente dedicarme a tocar el piano. De todos modos, sí tengo en cuenta que un disco no es un concierto en vivo y tiene que tener un discurso homogéneo. Es algo que aprendí después de grabar muchos discos. Para este álbum quería incluir muchas composiciones propias que estaban pidiendo pista. Pero por otro lado incluí músicas de Charly García, Ariel Ramírez, Billy Joel y Francisco de Caro que, aunque suene raro, creo que comulgan perfectamente entre sí.
Ha declarado que el formato que mejor sienta a un pianista es el trío. ¿Esta última formación es la que mejor representa sus intenciones?
- Un pianista de jazz debe tocar en trío aunque pueda hacer y disfrutar con solos o dúos. Es la formación emblemática y natural para el género. Además es un formato en el que la interacción es permanente. No hay un instrumento que "descanse", algo que, por ejemplo, en un cuarteto o quinteto sucede.
Cada vez que se habla sobre jazz se pondera la improvisación por sobre otros elementos. ¿Usted se reconoce más metódico en ese aspecto?
- Pienso en la improvisación como una reflexión personal que un músico hace acerca de un tema que está tocando. Por eso, es importante improvisar respetando la forma y guardando las proporciones. No es que sea muy metódico. A veces encaro mi momento del solo desde un lugar de más expansión melódica jugando, por ejemplo, a partir de la propia melodía del tema y, a veces, prefiero intentar algún desarrollo a partir de un cierto dibujo rítmico. No me gusta tocar temas muy largos, salvo que la situación lo amerite; prefiero siempre ir al grano.
En varias oportunidades usted ha renegado de los músicos que exponen todo lo que saben sobre escena, como si fuera una cátedra...
- El jazz es una música que requiere disciplina y dedicación y un estudio muy variado. Conocer la tradición, estudiar a los referentes de cada instrumento, etcétera. Pero eso tiene que ver con una etapa didáctica. Luego, cuando uno sube al escenario tiene que hablar de su propia vida y contar las propias vivencias. Al público debe alcanzarle con lo mismo que le alcanza en un evento artístico de cualquier género. Se sienta y vibra con lo que pasa o no. Y si no vibra, no hay explicación alguna que suplante esa falta.
Un músico de jazz villamariense, Eduardo Elía, señaló una vez que "el error está en tratar de entender el jazz." ¿Coincide con esa apreciación?
- Por supuesto. Es como enamorarse de alguien y estar preocupado de poder enumerar los motivos por los cuales uno se enamoró. La gracia es que sea al revés: "No tengo ni idea de por qué me enamoré de vos pero no logro sacarte de mi cabeza". Luego, uno como músico puede y debe hacer un análisis técnico para "sacarle el jugo" de lo que escucha y quedarse con alguna enseñanza pero eso ya es otro cantar. No sabía que Eduardo fuese de Villa María, es un muy buen músico.
Ante la prensa ha sentenciado que la industria del disco está por terminar definitivamente. Entonces, ¿qué perspectivas les puede ofrecer a los músicos jóvenes que todavía no se han fogueado?
- Una cosa es que desaparezcan los discos como soporte físico. La buen noticia es que la música no puede desaparecer. Imaginación, de eso se trata. La sugerencia es salir a tocar donde se pueda, intentar tomar ventaja de Internet. Pero hay que decir que la desaparición del disco es una muy mala noticia sobre todo para los ejecutivos de las compañías discográficas que, en parte, son responsables de eso.
Entradas. Estudiantes $25 y público en general $30. El taller es de entrada libre y gratuita.
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