Ríos de gente entrando y saliendo como en una casona de antaño con parientes de visita en vísperas de un evento familiar. Así se configuró la instantánea de la inauguración de la nueva sede de El Estilóbato, el pasado viernes por la noche, a dos años y tres meses de la despedida de la calle Tucumán.
El desborde de espectadores que deambulaban por la morada de calle San Juan 1044 también comulgó con cierta desprolijidad a la hora del montaje de los espectáculos previstos. Tales detalles fueron justificados por la celeridad a la hora de poner a punto lo máximo posible el establecimiento antes de la apertura. De hecho, la artista circense Romina Miranda no pudo actuar por tales motivos, aunque fue reprogramada para más adelante. Gajes de una informalidad que, aunque suene a paradoja, sienta bien con la mística bohemia y alternativa que postulara este centro cultural desde sus albores. Con las luces tenues, se desarrolló el programa que iniciara con el tecladista Pablo Balduzzi ejecutando tangos mientras dos parejas danzaron a su alrededor. Por su parte, el taller teatral El Ecléctico (dirigido por Pablo Barone y Valeria Plovanich, fundadora de El Estilóbato), desplegó diferentes sketches individuales y grupales tanto en el escenario principal como en el alternativo. Le siguieron el cálido dúo Celina Luna y Fabricio Amaya, el trío REN y Germán Galdeano y La Fanfarria. En el plano visual, el colectivo Lo Oscuro y Otras Partes de Río Cuarto pinceló la fachada y el artista local Raúl Olcelli plasmó en vivo algunas criaturas y el graffiti: “Las utopías se renovaron”, en alusión a la pintada final que había realizado en la anterior casona con la consigna: “Las utopías no se terminan, se renuevan”.
Otras notas de la seccion Culturales
Analía Rosso mostrará sus cuadros en el Favio
Inscriben en escuela de modelos
Un humor sin red
"Hago bailar cuarteto a americanos y extranjeros en mis clases de Nueva York"
El PEUAM obtuvo un premio en Ausonia
|