Escribe Silvina Scaglia, Lic. en Nutrición

El organismo no puede almacenar potasio, y la falta del mismo se nota de inmediato, ya que provoca síntomas tales como sensación de debilidad, sed, confusión y cansancio. El potasio se pierde cuando hay hipoglucemia (bajo nivel de azúcar en sangre) por estrés físico y mental, exceso de café, azúcar y alcohol.
Con la intensa transpiración no sólo se pierden sodio, magnesio y agua, sino también potasio.
Su relación
con la hipertensión
Junto al sodio, el potasio influye en la actividad cardíaca y es responsable del estímulo normal de músculos y nervios, además de controlar la producción de ciertas hormonas, que a su vez manejan el equilibrio de los fluidos, aumentando o disminuyendo la excreción de agua.
Su acción está estrechamente vinculada a la del sodio y, con frecuencia en nuestra alimentación moderna, la proporción sodio-potasio está desequilibrada.
¿Por qué ? Porque incluye demasiado sodio y poco potasio, lo que da origen a la peligrosa hipertensión arterial.
Hay abundantes pruebas de que la presión sanguínea alta, las afecciones coronarias y los problemas cardíacos, están relacionados con el hábito de consumir mucho sodio y poco potasio.
Principales fuentes de potasio: leche, higos y ciruelas secas, germen de trigo, porotos de soja, levadura de cerveza.

Esencial para el metabolismo, se encuentra en numerosos alimentos naturales y junto al sodio, influye en la actividad cardíaca y es responsable de mantener equilibrada la presión arterial.