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William cerró en febrero sus puertas. Era un pub tranquilo pero los inspectores no perdonaron “el exceso de gente” |
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El verano que terminó ayer se llevó a dos pubs nocturnos, en el marco de diversos controles que comandó el municipio, y que causaron malestar en los empresarios de la noche.
Con la desaparición de los dos reductos, quedó acotada la oferta de diversión noctámbula dirigida al público juvenil que gusta de pubs.
En ambos casos, el motivo fue, especialmente, el exceso en el factor ocupacional. Así, tras tres clausuras por haber más gente dentro de la permitida, cayó la habilitación del conocido William & the Monky, que estaba ubicado en la esquina de Mitre y Entre Ríos.
Con su final definitivo (ya hay refacciones para que abra otro local) desapareció una de las poquísimas opciones para jóvenes que buscaban un lugar tranqui, con onda y para compartir unos tragos. El cierre sorprendió a su clientela.
Ahora, le tocó el turno a Hoock, situado en la céntrica Alem al 100 de esta ciudad. Su permiso para funcionar cayó el fin de semana pasado por la sucesión de clausuras por exceso de gente. EL DIARIO buscó la palabra de su propietario, Sebastián Ratazelaya, quien confirmó la noticia pero prefirió no ahondar en el tema.
No obstante, en este caso se conoció que la semana próxima podría estar abierto nuevamente.
Algunos empresarios afirman que nadie cumple la letra de la ordenanza en cuanto a ocupación permitida porque es inaplicable para lugares de este tipo, y que sin embargo “a algunos boliches no los tocan”.
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