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El estudio permite detectar el tiempo de llegada de la roya |
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Investigadores del INTA afirmaron que se podría alertar en forma temprana la presencia de la roya, una enfermedad que afecta los cultivos de soja del país, mediante el análisis de la circulación atmosférica que conduce a la llegada de esporas del hongo. El posible impacto económico obliga a anticipar las acciones de prevención
“La importancia de esta detección temprana radica en minimizar las elevadas pérdidas económicas que provoca el desarrollo de la enfermedad sobre el cultivo”, afirmó Roberto De Ruyver, quien se desempeña en el Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar y coordina una investigación sobre esta temática.
Según el trabajo, “la atmósfera juega un rol trascendente en el transporte de especies que resultan invasoras en regiones remotas” y su transporte “depende de la tasa reproductiva de los patógenos, de la turbulencia y la estabilidad atmosférica y de la velocidad del viento”, entre otras.
La roya asiática de la soja (RAS) es una enfermedad altamente destructiva producida por el hongo phakopsora pachyrhizi, caracterizada por disminuir el área fotosintética de la planta y provocar la defoliación anticipada. Se detectó por primera vez en Asia, a comienzos del siglo pasado y actualmente, debido a la rapidez de diseminación de sus esporas, afecta a países de África, Australia y América, donde fue detectada en 2001 Paraguay y en Brasil.
En la Argentina se registró en 2002. En el país hay 17 millones de hectáreas con cultivos de soja y se producen 46 millones de toneladas, por lo que el impacto que puede tener esta enfermedad obliga a los productores a analizar el riesgo y encontrar estrategias adecuadas de prevención y control. El trabajo, realizado por investigadores del INTA y del Servicio Meteorológico Nacional, analiza por primera vez las situaciones meteorológicas asociadas con la llegada de esporas de RAS en el país.
El informe
En este sentido, “el conocimiento y la predicción de procesos en la atmósfera que resultan favorables para la dispersión del patógeno permitiría mejorar las acciones de prevención de la enfermedad con una mayor anticipación a la actual”, sostuvo De Ruyver.
A través de la captura de las esporas, en una trampa ubicada en el INTA Paraná –Entre Ríos–, los investigadores llegaron a la conclusión de que circulaciones con vientos del norte y noreste sobre este país facilitan su llegada desde Paraguay y Brasil.
En el envés de las hojas pueden verse pequeñas manchas de colores –del amarillo al marrón-rojizo– que liberan esporas del hongo para ser trasladadas a otras latitudes y que conllevan la potencialidad de infectar cultivos de soja ubicados a grandes distancias, ya que pueden sobrevivir hasta 50 días.
Por ello, “la determinación del tipo de circulación favorable para el transporte de esporas permitiría alertar en forma temprana la disponibilidad del patógeno a nivel local. Los procesos infectivos se podrán producir si las condiciones meteorológicas son propicias para ello”, concluyó el investigador.
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