Daniel Rodríguez, un villamariense especialista en chocolates, capacitado en la Escuela Especial Central de la Industria Confitera Alemana de Solingen, en su paso por EL DIARIO relató cómo la empresa recuperada Arrufat, que él integra, en sólo tres meses desde que salió el fallo favorable de expropiación, logró renacer y llegar a una producción de 70 toneladas para esta Pascua.
En diciembre de 2008, los entonces dueños de la fábrica Arrufat colgaron un cartel en la puerta del establecimiento avisando que “Ponemos en su conocimiento que por razones estrictamente financieras no ha sido posible cumplir con el pago de los servicios, razón por la cual la planta no resulta operativa”. La comunicación agregaba que oportunamente se les avisaría a los trabajadores cuándo tendrían que volver, una vez solucionado el inconveniente.
Este hecho derivó en la toma de la fábrica por parte de los empleados, el 5 de enero de 2009, que unos días más tarde formaron la Cooperativa de Trabajo Vivise Arrufat.
La respuesta fue entonces una denuncia por usurpación por parte de la antigua dueña, Diana Arrufat, nieta del fundador de la fábrica, Fortunato Arrufat, y el embate de fuerzas de seguridad, con la orden de desalojarlos del lugar.
Desde entonces, asesorados por el abogado Luis Caro y apoyados por el Gobierno nacional, los trabajadores de la Cooperativa Vivise Arrufat hicieron “el aguante” dentro del establecimiento para sostener su fuente de trabajo, realizando elaboraciones artesanales, que vendían en la puerta de la fábrica.
Rodríguez recordó que desde la toma, los trabajadores estuvieron acompañados por la gente del Hotel Bauen e integrantes de otras cooperativas.
Recién en diciembre de 2009, la Justicia falló a favor de la expropiación y entonces les fueron restablecidos los servicios para que la fábrica pudiera volver a producir.
Rodríguez explicó que él había trabajado en Arrufat durante 14 años, llegando a desempeñarse como gerente, tras lo cual abandonó su cargo para establecer su propia fábrica de chocolates en la vecina localidad de Ballesteros, que cerró hace seis meses.
El villamariense relata que en un viaje que realizó a Buenos Aires por razones personales, en noviembre pasado, se reencontró con sus antiguos compañeros de trabajo, quienes lo invitaron a integrar la Cooperativa.
Así se puso en marcha nuevamente la fábrica, que en estos tres meses ha logrado producir unas 70 toneladas de sus tradicionales huevos de Pascua, cuando en su época de esplendor, el pico era de 200 toneladas, además de reabrir su venta al público.

Un proyecto para Ballesteros

“La primera etapa es hacer marchar la fábrica recuperada en Buenos Aires a full, consolidarla, para eso sólo es necesario tiempo, porque están todos los elementos”, asegura Rodríguez.
Además, explica que es necesaria la modernización de la planta.
Un segundo paso, a largo plazo, es estudiar la posibilidad de instalar una sucursal de la fábrica recuperada en la localidad de Ballesteros.
El villamariense dice que en Ballchoc, la fábrica que él tenía en Ballesteros, llegó a tener cerca de 100 empleados, en su mayoría mujeres, y que el cierre “se siente hasta el día de hoy”.
“Habría que hacer un planteamiento de si Ballesteros podría volver a tener una fábrica de chocolates. He hablado con la gente de la Cooperativa por esto y hay que aprovechar este momento en el que el Gobierno está ayudando al cooperativismo y especialmente a las empresas recuperadas”, concluye Rodríguez.