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La degeneración macular puede afectar la vista después de los sesenta |
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En una entrega anterior decía que esta enfermedad es un flagelo que podemos padecer todos los que superamos los sesenta años, por lo cual se hace necesario un examen de retina cada año para detectar los primeros síntomas e intentar mitigar las secuelas que se producen en la retina, y que quitan visión central, y por ende nos resta calidad de vida al imposibilitarnos muchas de la actividades cotidianas.
Decíamos que existen dos formas de esta enfermedad. Una seca, la más común, y en la actualidad sin tratamiento, y una forma húmeda, para la cual se está proponiendo un tratamiento que pretende mantener e incluso mejorar la visión.
Pero empezaremos por describir algunos síntomas de esta enfermedad: dificultad para leer, visión central disminuida, borrosa o menos aguda, dificultad para reconocer rostros, distorsión de las líneas, que aparecen como onduladas o curvas, lo cual se denomina metamorfopsia. También el paciente puede manifestar puntos o manchas negras en el centro de la visión, necesidad de contar con más luz, sensibilidad al reflejo, menor visión nocturna y colores más opacos. Uno o varios de estos síntomas pueden ser el motivo de la primera consulta, si no se tiene la conducta de un control periódico, para que sea el oftalmólogo quien detecte el mínimo signo, y poder preservar la calidad visual.
Una prueba simple a la que puede acceder el paciente es a una grilla de Amsler, una grilla con líneas horizontales y verticales en un cuadrado, con un punto central, que permite detectar algún cambio en la forma de ver la misma por parte del paciente.
La investigación constante nos ha proporcionado algunas terapias para tratar de mantener e incluso mejorar la visión.
Entre las mismas podemos mencionar la terapia fotodinámica y las terapias antiangiogénicas.
La terapia fotodinámica consiste en incluir en una inyección venosa un medicamento activado por luz que viaja hacia los vasos anormales del ojo. Allí se activa mediante un láser frío.
La terapias antiangiogénicas son fragmentos de anticuerpos que evitan que la visión empeore e impidiendo el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos enfermos que contribuyan al avance de la enfermedad. Es la opción de tratamiento más moderna. Este tratamiento lo debe realizar un oftalmólogo, ya que la administración de la droga se hace en el ojo, en una zona que no daña la retina. En la mayoría de los casos se necesita más de una inyección y debe existir un control periódico. Con el tratamiento indicado, la mayoría de los pacientes perciben que su visión se estabiliza y mejora.
Un oftalmólogo es la persona indicada para ayudar a determinar el riesgo para desarrollar una DMRE, puede confirmar la enfermedad y puede aconsejar sobre el tratamiento en caso de diagnosticar DMRE. El diagnóstico y tratamiento temprano pueden ayudar a preservar y mejorar la visión.
Dr. Raúl Eloy Baigorrí
Centro Privado de
Oftalmología
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