Escribe: Juan Manuel Gorno
(De nuestra Redacción)
La leve, pero interesante reacción de Alumni tras el arribo de Carlos Ranalli abrió el debate sobre la responsabilidad de los entrenadores a lo largo de la campaña en esta temporada, sobre todo tras la pobre cosecha de resultados del equipo bajo la conducción de Rubén Agüero.
Sin embargo, dentro de una situación crítica que atraviesa el club en lo deportivo, estas ilusiones que se levantan y al poco tiempo se desmoronan se repitieron casi desde sus inicios en la tercera categoría del fútbol argentino.
En consecuencia, resulta curioso que se instale como pregunta si realmente son los técnicos los verdaderos culpables de las irregularidades futbolísticas de Alumni.
En el fútbol (deporte-pasión-negocio-forma de vida), la gloria y los fracasos dependen de una montaña de situaciones, pero se generan cuando se minimizan errores y se agigantan aciertos.
Está súper escrito y comentado en la historia que "debe existir armonía y buenas decisiones entre dirigentes, cuerpo técnico y plantel, las tres partes más importantes". Y con esta premisa, está claro que los técnicos tienen su grado de responsabilidad y culpa.
El caso es que ninguno pudo en el club consolidar un verdadero proyecto glorioso, ayudado por los resultados y, salvo Héctor Arzubialde, en el primer desafío dentro de la tercera categoría del fútbol argentino, logró clasificar al equipo a una instancia decisiva.
@El exitoso
En 2006, Alumni ascendió al Argentino A de la mano de Arzubialde, quien se ganó el derecho lógico de seguir al frente del equipo.
Lo que no pudo cambiar el técnico fue el curso de las cosas en su conducción superior: el aspecto dirigencial.
Desde que la entidad juega en esta división, otro grupo de personas está a cargo del club, pero al principio, Arzubialde sobrellevó la situación con un gerente deportivo -Adrián Arzeno- que luego la comisión decidió desplazar.
Antes de esto, Arzubialde trabajó con muchos jugadores que venían del plantel anterior, encontró el impulso de la dirigencia nueva, la política de Arzeno y el entusiasmo del público. Conclusión: Alumni dio la nota, al ser un equipo que llegaba desde el Argentino B y, en su primera incursión, clasificó a las semifinales del Argentino A.
La derrota ante Desamparados, en la instancia decisiva, fue frustración, pero al mismo tiempo reconocimiento, por la imagen que dejaba Alumni a nivel nacional.
El caso es que luego vino la debacle.
Arzubialde capeó el Clausura siguiente con refuerzos menos interesantes, manejó el barco como pudo y el equipo se salvó del descenso faltando pocas fechas.
Al término de la competencia, el histórico DT del club armó el bolso, se fue y dejó un mensaje: "Todos los chicos no pueden jugar en Alumni; hay que acompañarlos".
@Gallará y más
Lejos de escuchar al actual DT de Gimnasia de Jujuy, la dirigencia fortinera decidió defender el concepto de armar un plantel con mayoría de jugadores jóvenes del club para pulirlos y que estos sean, en un futuro, la mejor inversión para consolidar un proyecto.
Por esta disposición llegó Adrián Gallará, hombre de poca experiencia en la categoría, pero de buen currículum a la hora de formar jóvenes.
Ante rivales complicados (entre ellos, Atlético Tucumán, que ganó todo), el equipo no estuvo a la altura de las circunstancias; Gallará ganó poco y nada y debió irse.
Para terminar el certamen, el club apeló a la experiencia de José Manuel "Pistola" Vázquez, quien había dirigido a River Plate, nada menos, entre otros equipos.
El cambio de entrenador, por entonces, pareció preciso, aunque fue un cambio rotundo, del agua al aceite.
Vázquez levantó al equipo con refuerzos de experiencia (Raúl Maldonado y Víctor Rena, por ejemplo), pero igual recién se salvó de la Promoción en la última fecha, cuando Alumni venció como visitante -y con claridad- a Patria de Formosa, que prácticamente no opuso resistencia en aquel partido.
@Sin continuidad
La campaña de "Pistola", a la postre, resultó buena, pero muchos criticaron al técnico por la forma que afrontó un partido clave, en Sunchales, cuando el equipo cayó goleado contra Libertad.
Al término del certamen, entonces, al experimentado técnico no se llamó para renovar.
La propuesta nueva tenía nombre y apellido: Mauricio Magistretti, quien llegaba precedido de buenos resultados con Desamparados de San Juan, como mayor logro de su corta carrera.
El mendocino hizo un trabajo aceptable y duró en el cargo hasta que resolvió irse por razones personales. No obstante, los resultados que obtuvo no alcanzaron para lograr algo importante, como una clasificación a otra instancia, por ejemplo.
Encima, mientras en la dirigencia remarcaban que "entendían al técnico", en el plantel algunos jugadores se quejaron por el momento y la forma que eligió este para despedirse.
Finalmente, Magistretti apareció como DT de Desamparados, otra vez, mientras Alumni optó por un técnico con más chapa: Marcelo Bonetto.
@Para el frente
Bonetto llegó en febrero de 2009 y tomó la conducción de un plantel formado por Magistretti.
En las primeras fechas, Alumni anduvo bárbaro. Tuvo una imagen de equipo agresivo, fue al frente en todos los partidos y logró presencia cuando ejerció localía.
"Acá lo que no se negocia es el sacrificio", pedía Bonetto, que le dio personalidad al equipo.
De todas maneras, cuando se esperaba una mejor reacción, Alumni dejó atrás sus posibilidades de clasificación fechas antes del final de la pelea, luego de salvarse de todo problema con el fantasma del descenso.
Tentado por Instituto Atlético Central Córdoba para dirigir en la Primera B Nacional, el ex técnico de Belgrano dejó el cargo en Alumni mientras armaba el plantel para la temporada 2009/10.
Lo único positivo de su partida fue que la institución, desde que juega el Argentino A, pudo negociar dos de sus jugadores, como para percibir algunos pesos en su proyecto deportivo. Y esto, pese a que ninguno de los dos (el arquero Julio Chiarini y el defensor Diego Villagra) surgieron del club.
@Segundas partes...
Rubén Agüero, quien había llevado al club a una final del Argentino B (ante San Martín de Tucumán), volvió tras la salida de Bonetto y comentó: "Tenemos tiempo para llegar bien al torneo".
El "Negro" puso manos a la obra, dijo entusiasmarse con la idea de jugar con el plantel que tenía, sumó refuerzos pocos conocidos y apuntó a pelear una clasificación.
Lo concreto que Alumni, bajo su regreso, apenas ganó tres partidos, empató siete y perdió diez; es decir, tuvo una efectividad del 26,67%. Muy poco para lo que esperó la gente.
Entonces, en febrero de esta temporada (o sea, un año después del arribo de Bonetto), Agüero dejó el cargo y llegó Carlos Ranalli.
@Un suplicio
La primera impresión del nuevo DT fue realmente positiva. Alumni debutó con victoria en Mendoza, donde le sacó un invicto histórico a Deportivo Maipú.
Pero la irregularidad del equipo fue superior al trabajo intenso del joven técnico, pese a que los números lo avalan: hasta ahora, lleva tres triunfos, dos derrotas y cuatro empates.
El caso es que Alumni continúa en momentos de suplicio y en la ruta que empezó a circular desde hace bastante tiempo, pugnando por zafar del descenso.
Ahora Ranalli se alista para tres partidos tremendos, propios de la coronación o el fracaso, ya que jugará dos como visitante (en San Luis, ante Juventud Unida, y en Puerto Madryn, ante Brown) y uno como local, ante el puntero Huracán de Tres Arroyos.
¿Será el técnico el culpable si, en estas próximas tres fechas de película, Alumni no logra salvarse de la Promoción?
Está claro que no, que su capacidad es la de un director técnico, no de un mago.
El ex ayudante de Carlos Ramacciotti podrá acertar o fallar, enojarse y motivar, trabajar, trabajar y trabajar. Pero parece que no podrá ocultar lo mal barajado que viene el club en el aspecto deportivo desde su llegada al Argentino A.
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