Diego Miranda es miembro de una familia sinónimo de deportes. Al igual que su hermano Gustavo, es entrenador, aunque se inclinaron para disciplinas totalmente distintas. El primero es entrenador del handbol de Central Argentino y el otro, dirige al “Alumnito”
Tiene primos futbolistas (entre otros, Sergio) y es sobrino de otro ex entrenador como Iván, “El Nené”, que también es dirigente del trote.
En el caso de Diego, a diferencia de los otros varones de la familia no se dedicó al fútbol, si no a un deporte como el handbol, que ha tenido un crecimiento sostenido en los últimos años,
Nacido el 27 de febrero de 1973, es profesor de Educación Física, egresado en el Profesorado Gabriela Mistral. De adolescente jugó al fútbol en las inferiores de Alumni, pero no era de los que se destacaban.
“Era muy vago para los deportes y no hice deportes federados, a tal punto que cuando dije que iba a estudiar profesorado de Educación Física todo el mundo me miraba sorprendido. En el profesorado me recibí, terminé siendo escolta y con el mejor promedio los cuatro años”.
Diego como entrenador forjó su propio camino hasta llegar a ser responsable del seleccionado cordobés de menores y desde hace algunas semanas es integrante del seleccionado argentino de juveniles, donde es asistente del entrenador.
Dentro de un deporte villamariense que ha dejado en claro su crecimiento en los últimos años, en diversas disciplinas de equipos, y con varias convocatorias de jugadores a los seleccionados nacionales de rugby, handbol o hockey, Miranda es el primer entrenador local que llega a integrar un staff técnico de un seleccionado nacional.
EL DIARIO dialogó con él para que nos cuente sobre esta experiencia que está viviendo.

- En una ciudad donde no todos los profesores de Educación Física se inclinan por una especialización, vos lo hiciste para el lado del handbol. ¿Por qué?
- “Fue a partir de un proyecto que lo arma Mónica Comini en el Instituto del Rosario. Se buscó hacer deportes que otros colegios no tenían, como por ejemplo el handbol. Si se hubiera encarado para el vóley federado, por ejemplo, tanto Rivadavia, como Trinitarios nos llevaban años. Además siempre se pretende que la escuela crezca. En ese momento estaba Antonio Custo como el representante legal. La idea era que el colegio creciera porque desde la Dirección se pretendía eso. Inclusive tenía mucha difusión con una página semanal en EL DIARIO. Se buscaba una inserción mayor del colegio con actividades como vóley intercolegial mujeres, y el handbol hasta 6to. grado mixto y luego en el secundario para varones. Era una forma de retener chicos estudiando que no hacían la secundaria en las Rosarinas. Los chicos se cambiaban de colegio en la secundaria, en ese entonces. En ese proyecto del handbol yo manejaba los chicos de la primaria y estaba Mauro Stevenot en la secundaria. Entre los jugadores que aparecieron está Carlos Arias, que hoy juega en Italia. En ese momento llegamos a tener 100 alumnos primarios jugando handbol, algo espectacular. Cuando el grupo de las clases ‘89-’90 ya estaban en la secundaria, Mauro decide dejar el equipo y yo me ofrezco para dirigir esos equipos y no dejar los chicos sin actividad. En ese tiempo logramos varios resultados con las mujeres, inclusive a nivel nacional en los Juegos Evita. A partir de ese año empezamos a jugar en la Federación Cordobesa. Jugábamos en una división promocional y ahí fuimos campeones. En 2001 empezamos a jugar con los cadetes de manera federada y ahí se suma el CIEF, que venía de la Liga del Interior. Al poco tiempo Rosarinas abandona el proyecto.”

- ¿Ahí es cuando empezás con un proyecto de trabajo similar en el Central Argentino?
- “Claro. Ya había un equipo de primera trabajando con Walter Saura. Y yo me voy con todas las inferiores para allá. Y el primer año clasificamos al Nacional B, perdemos la final con CIEF que clasificó al A.”

- ¿Tu inquietud por aprender te hizo ir a España, un país donde el handbol está más avanzado?
- “En 2008 me voy a España. Antes hago un curso en el Cenard, organizado por la Femebal (Federación Metropolitana de Balonmano), con un entrenador español. Y ahí empiezo a insistir en la Federación Cordobesa para que hagan más cursos, y no estar en desventaja con otros entrenadores, es lo que le pedía al presidente, Hugo Pescile. Entonces me fui a España, hice dos cursos. Allá se trabajan un montón de aspectos que acá no, como la visión periférica.”
Y cuando regresé hicimos un proyecto con Hugo Pescile para armar ligas en el interior, algo que tenemos pendiente por razones de tiempo. El mismo Pescile es el que me sugiere para sumarme al cuerpo técnico del seleccionado juvenil. Yo había estado varias veces como ayudante técnico en varios seleccionados cordobeses.”

- ¿Y cómo fue esa primera experiencia?
- “Fui, hablé, pregunté qué necesitaban. Hablé con el entrenador Fernando “Chino” García. Yo me siento más cómodo en la parte del trabajo de formación y mis aspiraciones pasan preferentemente por ser entrenador, si no gestionar, dirigir un club o ser un nexo entre el interior y Buenos Aires. Hacer un seguimiento a los chicos que van del interior y saber cómo están, qué necesitan. Es lo que falta. Si tuviera que especializarme, me gustaría estar dirigiendo de las categorías cadetes para abajo. Se reniega más, porque tenés que hacer un seguimiento, ser tolerante porque no todos aprenden al mismo ritmo y esas cuestiones son las que me gustan.”

- ¿Cómo es estar trabajando en un seleccionado?
- “Como estar en la selección, esto no es económicamente redituable para nadie, todos los entrenadores están en un club y viven de eso. La Federación no cuenta con un presupuesto como en otros deportes como rugby o basquetbol, y no puede hacerse cargo de todos los gastos de viaje para los torneos internacionales. Todo el mundo asocia una selección de fútbol y son presupuestos totalmente distintos.
Mi función es la de segundo entrenador, que es filmar los partidos o entrenamientos, llevar la estadística y colaborar con esas cuestiones con el entrenador principal. Estar en la selección es el sueño de mi vida. No sueño a la noche, sueño durante el día.
Dejé muchas cosas por esta actividad. Mi parte sentimental, mi familia, y ahora disfruto de este momento.
El equipo irá al Sudamericano de Brasil, aunque como te decía, habrá que ver si la Federación tiene la plata para enviarme. No voy con esta intención de todas maneras. Mi intención es aprender, hacer contactos, hacerme conocer y seguir apuntando a mis proyectos. Si más adelante me toca estar como coordinador de algún club... poder levantar un teléfono y pedir lo que necesite para recibir una mano para lo que sea.”