Movilizadas por la reciente conmemoración del “Día Internacional de la Mujer” y en función de las observaciones cotidianas surgidas de nuestra práctica profesional, nos animamos a ofrecer a la comunidad algunas reflexiones sobre la temática de “la mediana edad en la mujer”.
La “mediana edad” es un período del desarrollo humano que ocurre alrededor de los 40 años, frecuentemente llamado la “crisis de la mitad de la vida”.
Esta etapa se denomina crisis porque, paradojalmente, crisis significa peligro y oportunidad. Es peligroso porque puede producirse un estancamiento o una regresión a un modelo previo; y es una oportunidad porque este período facilita un pasaje hacia la madurez.
Las características de la crisis de la mitad de la vida pueden sintetizarse en miedo a la muerte, miedo a las enfermedades y miedo a la vejez.
Asimismo, la mitad de la vida puede incluir estados de depresión, temores a la soledad, preocupación excesiva por el cuidado físico, arrugas, canas, competencia y rivalidad con los hijos; frecuentes crisis de la pareja, etcétera.
Durante la crisis la persona siente que ya no tendrá el tiempo para realizar todo lo que desea, a veces sentirá que el tiempo no le alcanzará para nada.
Pero ¿por qué crisis existencial? ¿en qué sentido?
Crisis existencial porque es un período donde la mujer se hace preguntas sobre la existencia, como por ejemplo ¿qué haré de mi vida? ¿qué quiero, ahora que ya hice lo que se suponía que tenía que hacer?
Una crisis existencial es tal vez el acontecimiento más importante que pueda experimentar una persona, nada menos que porque, si es adecuadamente resuelta, le permite otorgar un sentido a su existencia a través de la formulación y la ejecución de un proyecto vital. A través de las palabras de Nietzche se entiende esto: “El que tiene un por qué para vivir es capaz de soportar cualquier cómo”.
Considerando que el proceso de envejecimiento es cualitativamente diferente en el hombre que en la mujer y analizando la crisis de la mediana edad en las mujeres, podemos observar que ésta posee dos características fundamentales: las pérdidas y la redefinición de sí misma.
Esta crisis puede ser afrontada en forma pasiva, con sufrimiento ante la pérdida del equilibrio anterior, o bien, en forma activa, reflexionando, tendiendo a una resignificación de su proyecto de vida.
Por esta razón, es que consideramos como un factor de vital importancia para la mujer de mediana edad, poder encontrarse y compartir vivencias con otras mujeres, estos vínculos actúan como un sostén organizador de su personalidad.
En consonancia con lo enunciado, es que pensamos en crear el siguiente espacio de prevención:
“Taller de Psicología para la mujer de mediana edad (45 a 65 años), un encuentro de mujeres para hablar cosas de mujeres”.
Este espacio está abierto a todas aquellas mujeres que les interese o necesiten compartir sus vivencias y se desarrollará a través de reuniones semanales por el lapso de dos meses.

Lic. Rita Giordano
Lic. Margarita González de Repetto
Psicólogas