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13 de Abril de 2010
Oliva - Hospital Emilio Vidal Abal - Carta de un empleado a los funcionarios
Que cuiden las relaciones humanas
Solicito de vuestra amabilidad publicar la presente nota, en respuesta al director de Salud Mental de la provincia, Emilio Filipponi, por declaraciones realizadas días atrás, referentes al Hospital “Dr. Emilio Vidal Abal de Oliva”
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En respuesta a lo expresado por el director de Salud Mental de la provincia, Emilio Filipponi, sobre situaciones actuales del Hospital "Dr. Emilio Vidal Abal", de Oliva, me veo en la obligación de llevar a la opinión pública algunas consideraciones que, como viejo empleado de esta institución (32 años), por estar ocupando un cargo jerárquico de la ley 7.233 y de la que me hace responsable de un sector de Mantenimiento y Servicios Generales del Hospital y como hijo de una ex paciente de este Hospital fallecida en el mismo hace aproximadamente 20 años, debo dar a conocer:
Más allá de los conocimientos que en la materia de salud mental tenga el doctor Filipponi, al cual conozco y lo respeto, creo que le falta el principal de los conocimientos, cual es el de la experiencia de convivir en un domicilio particular con un enfermo mental. Cuando dice que un paciente con padecimientos mentales no debe estar más de 15 días internados, quiero hacerle conocer a él y a toda la comunidad, que a mi madre, cuando yo era muy niño, mi padre la internaba primero en los principales institutos privados de atención psiquiátrica de la ciudad de Rosario (Santa Fe) ya que éramos oriundos de aquella zona, y como dice el doctor Filipponi, 15 días y retornaba con el alta a casa en un estado digamos que en condiciones de convivir, pero su mejoría no le duraba más de 15 a 20 días y retornaba a una nueva internación, luego de recorrer distintos lugares, muy onerosos por cierto, fue internada en este hospital y prosiguió siempre con la misma alternancia, 15 a 20 días internada y 15 a 20 días en su casa. Hubo veces que los tiempos se extendieron, tanto de internación como del goce de su alta, pero no en muchos casos y tampoco en muchos días. Hasta aquí todo bárbaro lo que sugiere el doctor Filipponi y lo que en teoría sería humanamente aconsejable; pero lo que les falta saber, es que pasaba con, por ejemplo mi madre, en esos 15 a 20 días de alta que permanecía en casa, y para no ser tan extenso voy a detallar dos o tres cositas que recuerdo ocurrían, en la que a pesar de tomar la medicación que se le recetaba empezaba a deteriorarse su mejorada salud mental hasta que indefectiblemente había que internarla nuevamente: tengo muy fresco todavía en mi retina por ejemplo ver que en un ataque de locura le rompió en la espalda a mi padre una botella de vidrio, también verla llegar a la mesa en momentos de almorzar y querer hacernos tomar kerosén de una botella que traía en la mano; también salvar mi vida milagrosamente cuando sentado yo en el patio de mi casa jugando con un autito, habré tenido alrededor de 10 años y quizás Dios no quiso que ocurriera, vaya a saber por qué justo me doy vuelta y mi madre venía sigilosamente con un palo de aproximadamente 1,50 metros de largo, cuadrado de unos 8 a 10 centímetros por lado y me tiró a pegar en la cabeza con mucha fuerza. Gracias a Dios me dio tiempo y lugar a girar y abalanzarme contra sus piernas lo que hizo que el palo le resulto largo y errara el golpe y tuve que pegarle y fuerte a esas piernas y rasguñarla para que largara dicho elemento, lo hizo y me agarró con las dos manos de los pelos con una furia indescriptible. A fuerza de lucha logré que me soltara y después pude alejarme de ella. También llegó un día a la mesa del almuerzo con un revólver que mi padre había heredado de mi abuelo y nos gatillo a los dos, menos mal que mi padre lo guardaba como un recuerdo y nunca lo tuvo cargado, también ver a mi padre llorar porque le tiró todas las herramientas que el usaba para su trabajo (era plomero) a un pozo de extracción de agua y no pudo recuperar nada, inclusive aquel revólver. Y por último, aunque hay otras numerosas anécdotas, por llamarlas de alguna forma, sacó corriendo a una nena vecina de 10 años de nuestra casa con un cuchillo y que si ella lee este artículo lo recordará de inmediato.

Una pregunta

Con todo respeto pregunto a las autoridades que tienen a su cargo el resguardo de los ciudadanos, esta clase de pacientes ¿pueden convivir con sus familias o si ellos criarían a sus hijos con una persona que por desgracia padezca esta patología? Es posible que las medicaciones de hoy sean muy diferentes y provoquen mejorías más efectivas a los de aquella época, pero si como don Amadeo Grillo (al que con cariño apodan "Humedad") hay numerosos pacientes que viven en esta institución desde hace más de 40 años, es porque en aquellos años y además de diversas circunstancias particulares de cada uno, no había tratamientos adecuados y no considero para nada que sea una aberración su larga estadía y mucho menos la intencionalidad por parte de la totalidad de los empleados de este Hospital para resguardar nuestro trabajo y mucho menos que hayamos sido o seamos retrógrados. En mi caso si no fuese porque tuve algo de fortuna, no estaría hoy contestándole al doctor Filipponi.

Externaciones

Quizás no me corresponda opinar sobre las externaciones, pero si me permito decir que con estos pacientes ya gerontes y que pasaron toda una vida aquí, se debe tener mucho cuidado, ya que el Hospital es su vida y ellos son nuestros queridos viejos, ya que los señores que quieren manejar el Hospital desde una simple base de datos, no tienen la remota idea del vínculo afectivo que se crea entre paciente-empleado y empleado-paciente; y he notado por el malestar de la comunidad hospitalaria en general, que aparentemente la mayoría de las altas que pretenden otorgar son compulsivas. Con todo respeto doctor Filipponi, debo decirle que si bien usted manifiesta no ser "unos tarados", yo pongo en tela de juicio esa expresión, y no me refiero a usted sino a nuestro actual director. Si no fuese por el movimiento que inició un grupo de agentes a través de una entidad gremial, los traslados del señor Grillo y su novia Rosita ya hubiesen sido efectivizados y posiblemente ya hubiesen muerto de tristeza. (Para aclarar a los lectores, "Humedad" y Rosita son dos pacientes gerontes. Rosita además de su enfermedad mental, está seriamente comprometida su salud, son novios desde hace mucho tiempo y él asiste a ella durante todo el día, con lo que más le puede dar, pero el inhumano del licenciado Carlos Bertoni pretendió trasladarlos a los dos, pero cada uno a su provincia natal).
Quiso enmendar tamaña brutalidad y tuvo la semejante valentía de ir a un medio radial local a decir "que no conocía la situación de ‘Humedad’ y su novia”. Esta es otra de las actitudes cargadas de hipocresía de las que ya nos estamos acostumbrando. Si esto fuese así como el dice, entonces la inoperancia pasa a ser de los equipos médicos responsables de firmar estas altas y no evaluar, por lo que sólo me queda por sugerir a la totalidad de la comunidad hospitalaria, no nos dejemos presionar y no seamos obsecuentes ante actitudes que creamos que verdaderamente no correspondan o perjudiquen el bienestar del hospital y pacientes.

El destino

Tampoco queda claro el lugar de destino de los pacientes, ya que sacarlos del hábitat de tantos años para insertarlos de prepo en el seno familiar donde en muchos de los casos no tienen un lugar físico para su cómodo alojamiento, y esto lo digo porque me consta, ya que ejerciendo la función de chofer he visto que a pacientes que se los llevaba de alta, sus familiares le tenían preparado, por ejemplo, una pieza con piso de tierra, sin ventanas, puerta totalmente rota, con lo que comúnmente todos tenemos en nuestros domicilios, porquerías amontonadas y en desuso, y no porque no lo quieran alojar, simplemente estaba este paciente fuera de su esquema de convivencia familiar y no tenían un lugar adecuado para brindarle.
Es arruinar la vida del paciente más la del grupo familiar, amén de los riesgos como los que me tocó padecer.
Ni hablemos si se los traslada a otra institución. No se podrá por ejemplo tratar con las provincias de las cuales son oriundos estos pacientes para que giren la suma que corresponda en gastos de internación y dejar que terminen sus días en el lugar que ellos quieran, ya que, los desafío a cualquiera a que vengan y dialoguen con ellos para ver si quieren dejar el Hospital. No son estúpidos, sienten. Son seres humanos, no animales que se los carga y se los lleva a otro corral, y son "nuestros nonos y nonas", doctor Filipponi. Con ellos no, aplique la política de externacion que quieran de ahora en más, pero esta es su casa y si no desean irse, déjenlos tranqui, ya fue demasiado calvario pasar toda una vida aislados por su enfermedad y hoy viven su vida con agrado en su lugar, con sus enfermeros, su cama, sus amigos, su lugar en la mesa de almuerzo y cena, su rueda de mate y sus, por qué no, gran amor a su compañero o compañera, aunque sólo sean eso.

Infraestructura

Pasando a la falta de respuesta en cuanto a fondos para reparaciones edilicias, es realmente lamentable. Casi tres años que el Hospital está estancado y lo poco que se hizo, fue lamentable. Se tiró el dinero público. Invito a quien quiera para que constate los trabajos realizados en la cocina del establecimiento y verá la calidad.
Doctor Filipponi y señores gobernantes, con el mayor de los respetos: hay que gobernar para todos, los que no votan también tienen derecho a vivir con sus convalecencias. Si no alcanza el dinero hay que ahorrar en otros ítems, hay que quizás sentarse a dialogar con seriedad y ver la forma de reducir gastos, pero más aún ver la forma de no malgastar los escasos fondos públicos.
No quiero extenderme más, sólo invito al doctor Filipponi a que asista a debatir la situación actual del Hospital tratando de evitar la obsecuencia con sus superiores más aún sin evaluar la, llamémosle "relación humana" con todas las letras del personal y pacientes de nuestro Hospital.
Atentamente,
Pedro A.Guardamagna
DNI 13006547

NdeR: por lo extensa de la misiva, hubo fragmentos suprimidos por el editor.

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