Hace ya algunos días, después de la muerte de los adolescentes y la pueblada en la ciudad de Baradero, el tema de la problemática del tránsito se ha instalado en los medios de comunicación y en la sociedad toda, y es bastante preocupante cómo en casi todo los casos la opinión dice “mano dura”, “la letra entra con sangre”, y con respecto a esto me gustaría realizar algunas apreciaciones.
La única forma de lograr hábitos perdurables de generación en generación es a través de la educación y éste es uno de los graves problemas que como argentinos y villamarienses debemos enfrentar.
No existe una política educativa con relación a este tema “la educación vial”, pero además no existe el presupuesto educativo para acompañar un programa que logre un cambio de actitud con relación a éste y muchos problemas más graves que hoy como sociedad nos toca ver a diario, y no me estoy refiriendo al sueldo de un docente, sino que las escuelas hoy están abarrotadas de alumnos, la infraestructura es insuficiente y deficitaria.
Salud - No se realizan más operaciones en nuestro hospital por las malas condiciones edilicias. Los que tenemos mutual, después de las 20 horas debemos pagar la consulta de la Guardia, debemos pagar plus para que nos atiendan y las vacunas y los negociados de los laboratorios de medicamentos, etcétera, etcétera, etcétera.
Trabajo - Sabemos muy bien que la taza de desempleo es alarmante… y sus graves consecuencias. Es por ello que el problema de seguridad se resolvería con educación y trabajo digno para todos. Hoy los marginados del sistema de alguna manera vuelven y esa manera (la única que conocen) es la delincuencia, ya que no han tenido manera de aprender otra.
La letra con sangre y la mano dura lo único que logran es resentimiento; la violencia genera violencia y, para muestra, hoy sobran ejemplos en la Argentina.
La reflexión, el análisis y el ponerle palabras a los problemas son los caminos que nos permitirán la toma de conciencia responsable para lograr un cambio de actitud, este es el camino de la educación y no el del castigo, el de la prohibición.
Hoy la multa es el camino elegido para castigar al infractor, pero el infractor es el ciudadano que siempre se encuentra en inferioridad de condiciones, ya que cuando rompe la regla, debe pagar.
Cuando nos llevan la moto o el auto debemos pagar inmediatamente, para retirarlo, 50 pesos de derecho de traslado (“carito el gasoil”), más 1 peso de estadía por día, más la multa que hoy es superior a más del 10% de cualquier sueldo obrero. Ojo, nos mienten porque dicen que para retirar el vehículo debemos pagar la multa y no es así.
Ahora yo me pregunto ¿a quién le cobramos nosotros las multas con un resultado inmediato, cuando las calles de Villa María están en las condiciones desastrosas en las que circulamos y rompemos la moto y el auto que debo llevar al mecánico para que me lo arregle?
¿A quién le cobro la multa cuando en mi ciudad veo que arreglan una avenida, para que la vea el presidente, y después la rompen para hacer un sistema de desagües y se paga dos veces el asfalto?
¿A quién le cobro la multa cuando hacen el asfalto y después las calles se inundan y mi auto se arruina?
¿A quién le cobro la multa cuando llueve y la cuidad y mi casa se inunda porque existe una mala planificación urbana de desagües?
¿A quién le cobro la multa por el estado de las escuelas?
¿A quién le cobro la multa por el estado de los hospitales?
¿A quién le cobro la multa por las muertes injustas de los niños por el hambre?
¿A quién le cobro las multas por los abusos de autoridad?
¿A quién le cobro la multa porque no existe en nuestra ciudad un lugar para recuperar a adictos?
¿A quién le cobro la multa por la Justicia injusta y lenta?
¿A quién le cobro las multas por los hechos de corrupción?
Muchos dirán existen los caminos legales para lograr lo que reclamo, pero no son los mismos tiempos los de las multas que me cobran donde debo resolver mi problema de transporte y los reclamos que a veces hacemos los ciudadanos, que además en algunas ocasiones tendríamos que pagar un abogado para llegar al final feliz y no lo podemos hacer… ¡no nos alcanza!
Hoy las multan tienen un carácter recaudatorio para salvar los déficit de la plata mal usada de los impuestos, y lo digo con conocimiento de causa. En menos de un mes a mis hijos les hicieron tres multas: la primera, porque una vecina se enojó porque en su edificio nuevo, fuera del centro, la moto estaba estacionada sobre la vereda, sin molestar el paso de la gente, pero hizo la denuncia y... multa; la segunda, carné vencido tres días (de los 18 hasta los 21 años sólo te lo dan por un año, “recaudar” después de los 18 años total votás toda la vida); la tercera, mi hijo está estudiando, necesita unos apuntes, los va a buscar, control policial, casco sí, tarjeta verde sí, seguro sí, carné no... lo había dejado en su mochila, en la casa de los compañeros. En 10 minutos se lo alcanzaron, no importa... multa.
¡Por favor! ¿No existe un criterio de sentido común que permita salvar estas circunstancias? No... castigo.
Ojo los agoreros: no estoy diciendo que hay que salir a romper las reglas que existen y que nos permiten vivir en democracia.

Daniel Barrientos
DNI 13457701