Dos camioneros resultaron ilesos por milagro tras el accidente que protagonizaron sobre la medianoche del viernes, a la altura del kilómetro 603 de la autopista a Córdoba, cerca de Oliva.
Allí, por razones que se tratan de esclarecer, el Ford Cargo patente FSC 275, con semiremolque, perteneciente la firma La Serenísima y conducido por Gerardo Bojanich (40), oriundo de Luján, provincia de Buenos Aires, impactó en la parte trasera del acoplado del camión cerealero Fiat Iveco 619 chapa 519, guiado por Ariel Hernán Mackow (24), oriundo de Tucumán, que no llevaba carga en ese momento.
Ambos rodados de gran porte circulaban en sentido sur - norte, por el costado derecho de la banquina.
El Ford, que en su cámara de frío transportaba cajones de plástico llenos de sachés con leche, impactó con tanta violencia en el acoplado del Fiat que le quebró la lanza y lo desplazó hacia la derecha, unos 30 metros adentro de un campo del que se rompió el alambrado perimetral.
Pero la cosa no terminó allí. Por la misma fuerza del golpe, el Iveco siguió su recorrido doblando en “U” sobre la misma calzada y terminó en la banquina izquierda, mirando en dirección contraria a la que llevaba, es decir, hacia James Craik.
En tanto, el Cargo también fue hacia la otra banquina y volvió a pegar en la cabina del Iveco (ver infografía).
Policía y bomberos trabajaron en el lugar hasta la mediatarde de ayer, cuando finalmente la ruta fue despejada, ya que sobre el asfalto habían quedado esparcidos los restos de la cabina del Ford Cargo y los cajones con sachés de leche.

Testimonios: vivir para contarlo

“Me voy a volver de rodillas a Luján, a agradecerle a la Virgen”, aseguró Gerardo Bojanich, quien sólo sufrió un pequeño corte en la frente tras el impacto y agregó, aludiendo a los policías que lo acompañaron y contuvieron: “Los voy a invitar al Bautismo; hoy he vuelto a nacer”.
En tanto, una fuente de la Comisaría de Oliva especuló: “Creo que lo que les salvó la vida a ambos fue que el camión cerealero venía vacío; eso hizo que no ofreciera tanta resistencia y que el golpe arrancara y desplazara al acoplado. De lo contrario, por el impacto habría muerto el chofer del semiremolque y el otro podría haber fallecido aplastado por su propia carga”.