Escribe: Franco Gazzoli
(de nuestra Redacción)
“Si tomamos personal de UATRE tenemos que despedir a aceiteros”.
“El año pasado hubo menos cereal y ahora que los transportistas pondrían trabajar bien, esta gente se lo está impidiendo”.
Sólo rescatando algunas frases de los directivos y del propio ex senador, el contador Roberto Urquía, se demuestra que se fogonea el enfrentamiento de la clase trabajadora. Y dividir a la mayoría, aunque el reclamo sea justo, es el juego que el poder ha aplicado siempre.
La Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), mantiene desde el martes bloqueados los accesos a las plantas de Aceitera General Deheza (AGD) en siete localidades de la provincia. Reclama que la empresa dehezina acate las resoluciones del Ministerio de Trabajo basados en el Convenio Colectivo (es ley).
Pero además Urquía cuenta con apoyo policial. En el dotado edificio de la Comisaría de Deheza la foto de su titular César Seimandi en la inauguración del mismo, año 1999, cuando el contador era intendente decora una pared y explica mucho.
Pero deben los trabajadores mantener la unión de clase, para evitar que el poder haga su juego.
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