- ¿Qué impresión le deja la recorrida por Villa María después de tanto tiempo?
- Esta ciudad siempre fue pujante y ahora se ve que pudo salir adelante después de la crisis de 2001. Se ha recuperado y apuesta al futuro. Supongo que en esto también ha influido la Universidad Nacional, lo mismo que a la UTN, a la que veo con un fuerte compromiso con la sociedad... Y la Nacional tiene muchas carreras vinculadas con lo audiovisual, con lo artístico. La historia nos cuenta que todas las épocas de cambio y progreso han venido precedidas y acompañadas por hechos artísticos. Es muy importante que una ciudad esté educando, porque ésa es la mejor apuesta al futuro.
- Además, las universidades pueden ser una suerte de dique de contención ante la “fuga” de mentes jóvenes...
- Es verdad. Tendríamos que hacer un estudio en esa docena de ciudades como Quilmes, Lanús y Villa María que consiguieron una Universidad Nacional en los ‘90 (de lo muy poco bueno que dejaron los ‘90), para ver cómo cambiaron en ellas algunas cuestiones sociales. Porque si el joven estudia acá, es más posible el arraigo acá, ya que en los últimos años de la carrera empieza a buscar la inserción laboral en el medio. En cambio, si se va a estudiar afuera, busca el trabajo allá donde haya ido y el regreso se hace muy difícil...
- ¿El Juzgado Federal es un avance en otro orden?
- Es importante, le da otro marco a la ciudad.
- Usted sabe que hay más de 20 casos sin resolver y atentados recientes...
- Conozco los de los crímenes sin resolver y también lo del “Caño” (en alusión a Alejandro Roganti). En algún momento habrá que cambiar todo el tema del procedimiento y empezar a generar nuevos mecanismos, más ágiles; lo mismo que buscar un mayor grado de profesionalismo en las fuerzas de seguridad y en los juzgados. Hay veces en los cuales la mora comienza a justificar complicidades y se generan sospechas con razón. No puede ser más que prácticamente todo lo que se genera en el marco de la Justicia esté sospechado. Hay que resolver esto de una vez y reconozco que es difícil.
- ¿Disfruta el cargo?
- Sí. En mis dos períodos le fui dando el perfil, ya que en la primera gestión había tenido la tarea engorrosa de organizar la institución y ponerla en marcha. Nosotros empezamos a involucrarnos en los temas; no nos dedicamos únicamente a recibir y tramitar las quejas. Y desde esa concepción el cargo me abrió la cabeza, me permitió comprender que detrás de un solo denunciante podía haber miles de casos similares. Así fuimos instalando temas que no estaban en la agenda pública. Igualmente, siento que vamos terminando un ciclo, que a fines de 2009 se acaba y que a partir de ahí volveré a la actividad política en Córdoba.

@El primer anotado para el año 2011

Eduardo Mondino dice que a finales de 2009 deja la Defensoría del Pueblo de la Nación y que vuelve a la arena política cordobesa. Sus palabras empiezan a impregnarse delicadamente con el perfume proselitista que intenta seducir...
Así, Villa María es pujante y Córdoba una suerte de potencia dormida: “La sensación que tengo es que Córdoba no debe ser tan dependiente de la Nación. Por calidad productiva y por muchos otros aspectos, no digo que tendríamos que ser ‘una isla’ (en referencia a la ya triste muletilla angelocista), pero sí sostengo que deberíamos tener un valor diferenciado. No encuentro razón para que estemos dependiendo de los fondos que envíe de la Nación como una provincia chica...”.
- Eso implica que las cosas no se hicieron bien, sugiere el periodista de este medio.
Y responde: “No se han sabido plantar a tiempo”.
Recién después llega la primera crítica al delasotismo. Es cuando afirma que “gobernar no es dar buenas noticias todos los días. Hay veces en las que hay que pararse frente a la gente y decirle la verdad. Ahora, si se genera la maquinita del despilfarro... Ojo, digo esto como también digo que es verdad que el Estado nacional debe al Estado cordobés, a la Caja, a todos los cordobeses, 2.013 millones”.