Ariel Ghione es una de las caras visibles de una firma con 56 años de vigencia en el medio. Con su familia, continúan brindando atención a una clientela que supieron cautivar tanto su padre como su abuelo, oriundos de Pascanas y que se instalaron casi 60 años atrás en Villa María.
"Primero comenzaron desarmando tractores, luego incursionaron en esto y siempre estuvieron en el rubro", señaló Ariel a EL DIARIO, ayer a la mañana.
A lo largo de más de cinco décadas, atravesaron diversas vicisitudes, al compás de la situación política y económica de una Argentina siempre movediza.
"A pesar de todo, jamás se estuvo por cerrar. Uno siempre se maneja con cierto stock que permite aguantar en los momentos malos. Podría afirmar que la empresa siempre fue en crecimiento, nunca dio marcha atrás", aseguró.
"En las épocas malas, se trató de mantener las cosas como estaban y en las buenas se buscó aprovechar las condiciones para dar más impulso", sintetizó el comerciante.
Hoy en día, según apuntó, "a pesar de que el campo está bien y se compró mucha maquinaria nueva, el sector está un poco paralizado. Pero, en definitiva, se vende igual", subrayó.
"Trabajamos con un stock importante, tratando de dar un buen servicio y precios razonables", remarcó
Ghione consideró que "en la zona amplia no hay muchos locales como este, de la manera en que está instalado, con la cantidad de respuestos en oferta" y puntualizó que "tenemos una sucursal en Jesús María y eso fue parte del crecimiento".
Más allá de que el momento no es el mejor, recalcó en un tramo de la nota con este medio que "han existido épocas peores, bastante peores que la actual".
"El año 2009 fue de transición, para mantener el negocio, no fue un momento que propició inversiones pero bueno, había que esperar a que la Argentina saliera adelante", indicó. En ese sentido, sostuvo que "el país no puede prescindir del campo para salir adelante, es la única manera que tiene de avanzar".
Y graficó: "El tractor tiene que seguir funcionando, por ahí lo atan con alambre y por ahí, cuando se puede, lo reparan bien".
Ariel y su gente mantienen el espíritu familiar de la firma. "Al cliente siempre se lo trata en persona, uno está en el mostrador, tendiendo a que se vaya satisfecho con el respuesto, con el precio, con el tiempo de entrega, viendo las formas de pago. Son clientes de 50 años, de toda una vida. Si continúan apostando a nosotros es señal de que la trayectoria es buena", concluyó.