“Puede ser que a algunos chicos no les guste tanto la comida actual como la anterior, que tenía un sabor más casero, pero de ahí a dudar de la calidad de los productos, es algo que no se puede permitir, porque en la sede local trabajan bromatólogos, nutricionistas y otros técnicos”, expresó ayer a EL DIARIO el responsable del Programa de Asistencia Integral de Córdoba (Paicor), Rubén Erregarena.
De esa manera, el funcionario respondió a la nota publicada en nuestra edición de ayer, en la cual madres de estudiantes de la escuela Juana Manso daban cuenta de malestares causados aparentemente por la comida.
En la misma nota, la directora del establecimiento, Liliana García, dijo que ella nunca había recibido quejas. “Yo como de esa comida y nunca me pasó nada”, acotó.
En esta línea, Erregarena ejerció ayer su derecho a réplica para garantizar la calidad de los productos y los procesos.
“Yo reconozco que no es como antes, cuando las cocineras le hacían las comidas a su gusto. Ahora hay rechazo hasta por el aspecto, porque viene en bandejas... En Córdoba (la primera ciudad de la provincia en la que se aplicó el nuevo sistema) también hubo rechazo al comienzo y acostumbramiento después...”, indicó.

@Un caso

Más adelante reconoció que “hubo un inconveniente: fue con unas vainillas, que al ser envasadas en caliente, produjeron una suerte de moho, pero la directora sabe qué hacer en esos casos, devolviendo esa partida”.
“En Villa María, como en Río Cuarto y San Francisco, se implementó este sistema luego que fuera probado en Córdoba. Puede haber un problema, puede no ser la perfección, pero yo invito a quien quiera a venir a la planta, que está donde era la bodega Daleci; es un verdadero laboratorio”, concluyó.