“Si Edith (Vera) pudiera saber que su nombre sería utilizado para denominar un jardín de infantes, sería muy feliz”, dice una amiga de la educadora y escritora y sus palabras se tornan proféticas.
Es que, si el andamiaje burocrático lo permite, en poco tiempo más el jardín de infantes que funciona en la escuela del barrio “400 Viviendas” será renombrado como “Edith Vera”.
“Estamos muy ilusionados con que pueda lograrse el nombre sugerido en los próximos días”, indicó la directora del Nivel Inicial, Alejandra Menard.
La ansiedad, lógica por cierto, tiene que ver con que los trámites de acreditación de la nueva identidad del jardín comenzaron hace ya varios meses.
Vale recordar que en setiembre del año pasado, se realizó una consulta popular en la ciudad para dotar de un nombre al nuevo centro educativo que se erige en un sector del barrio San Martín.
En urnas que se distribuyeron en comercios e instituciones locales, muchísimas personas hicieron su aporte de ideas.
Transcurrido un tiempo, los depósitos fueron abiertos y del recuento de propuestas surgieron tres nombres: padre Hugo Salvatto, Edith Vera y general José de San Martín.
Conocida la voluntad popular, la comunidad docente se inclinó por el nombre de la poetisa villamariense.
Con el resultado en la mano, las maestras del jardín (representadas por su directora) se pusieron en contacto con los representantes locales del Ministerio de Educación y a través de ellos remitieron lo obtenido a la espera de alguna resolución.
Los tiempos de decisión se prolongaron y fue recién en el ciclo lectivo 2010, donde el Ministerio hizo conocer su sugerencia.
“Nos pidieron que reuniéramos a los padres y les contáramos quién era Edith para que ellos pudieran conocer y finalmente decidir”, relató Menard.
El lunes pasado, Lelia Frías (ex alumna y amiga entrañable de la maestra y artista) ofició de anfitriona en la reunión que de informativa tornó a una cita con la emoción.
“Provocó conocimiento y emoción”, sintetizó la directora del jardín indicando que durante el encuentro con los padres se proyectó un vídeo sobre Vera, se escucharon poemas escritos por ellas y hasta se repartieron souvenirs con puntillas, tal como le gustaba a la recordada literata.
Demás está decir que la decisión por el nombre, al finalizar el cónclave, fue unánime. La magia de la poetisa pudo otra vez.
Ahora queda esperar, pero de cumplirse, el nombre de la mujer madre, maestra, escritora, poetisa sea el que denomine precisamente el lugar donde crecen aquellos que tanto amo, los niños.