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Arens (izquierda) y Scarfó (derecha) junto a alumnos |
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El jueves pasado comenzó a dictarse un seminario-taller sobre “La educación pública en la privación de la libertad” en el Inescer, con la participación de 40 docentes y estudiantes de nuestra ciudad, Córdoba y Río Cuarto.
La experiencia, que ya se había desarrollado el año pasado, cuenta con la coordinación del licenciado Francisco José Scarfó del Grupo de Estudio sobre Educación en Cárceles de La Plata y la estudiante de Comunicación, Juliana Arens.
Además de valorar el grupo actual de asistentes de acuerdo al aumento en la matrícula y a un “interesante intercambio de experiencias significativas”, Scarfó comentó a EL DIARIO que este seminario se convertiría en una antesala al primer postítulo universitario -de dos años- que se desarrollará en esta materia. “Se prevé que en distintos puntos del país, como en Córdoba y Río Cuarto para nuestra provincia, se ingrese el abordaje educativo sobre contextos de privación de libertad, que es una demanda planteada en la nueva Ley de Educación”, acotó.
Por tal motivo y por una aceptación más o menos generalizada de la educación “como un derecho” y apuntada al “desarrollo intelectual de la persona y no a un disciplinamiento del sujeto”, es que el licenciado habla de una “tendencia favorable a nivel nacional. Aunque falta mucho trabajo, las cúpulas de las cárceles lo están entendiendo y los jueces lo tienen en cuenta a la hora de otorgar beneficios”, agregó. No obstante, observa una falta de espíritu de trabajo en conjunto y de protagonismo por parte de los docentes que ejercen en estas situaciones. “Nos quedamos en el contacto por redes, pero no nos planteamos políticamente para solicitar demandas comunes”, indicó.
Desinterés por talleres
Por su parte, Arens comentó su interesante trabajo comunicacional dentro de una unidad penitenciaria para mujeres que viven con hijos en cautiverio en La Plata, donde logró desarrollar un taller de radio. A diferencia de lo apreciado por Scarfó acerca de la predisposición favorable de la educación formal dentro de las cárceles, la estudiante plantea un tratamiento diferenciado sobre las actividades extracurriculares. “No hay demasiado interés en el desarrollo de los talleres y su implementación se realiza en forma irregular y no sistemática; mayormente según trabajos que elaboran universitarios para carreras específicas”, indicó.
En su caso, conformó un grupo de diez internas que plasmaron sus opiniones y pareceres acerca de la realidad fuera y dentro de los muros. “Como no había un estudio de radio en la cárcel, las grababa y las colgaba en un blog con el nombre del programa ‘A puertas abiertas’. Este año pretendemos hacer un taller comunicacional para las internas y uno de recreación para sus hijos”, concluyó.
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