Armando Sagues y Mabel Bainotti llegaron a la Redacción de EL DIARIO en representación de los llamados “Taxistas autoconvocados”, es decir, aquellos trabajadores que no se han afiliado al sindicato del sector que acaba de celebrar su primer aniversario.
Llegaron precisamente en el Día del Taxista, para decir que no tenían “nada que festejar”.
“Nosotros creemos que nos están persiguiendo por no estar afiliados, y no se dan cuenta de que con las inspecciones que están realizando en las paradas entre el sindicato y los funcionarios, están poniendo en riesgo las fuentes de trabajo. Es como si estuvieran empujando al cierre de una fábrica sin chimenea, de la que viven más de 400 familias”, lanza inicialmente Sagues.
Bainotti dijo que el propietario del vehículo que conduce ya le advirtió que si siguen presionando por el blanqueo de los trabajadores “vende el auto y chau”.
Cuando se les pregunta por qué no se afilian, contestan a dúo que “el sindicato pide cosas inviables, que el propietario no puede pagar”.
Al mismo tiempo, aclaran que no se consideran trabajadores en negro, porque son monotributistas. “Que nos dejen de presionar y que nos dejen elegir si queremos estar en relación de dependencia o si queremos seguir como monotributistas”, agregan.
Más adelante, los trabajadores del volante recuerdan que fueron al Concejo Deliberante y que allí sólo fueron recibidos “por los bloques de la Democracia Cristiana y del Frente Cívico”.
“Es una minoría que no puede hacer nada, por lo que les pedimos a los concejales oficialistas y al propio Accastello, que intervengan, porque están poniendo en riesgo centenares de puestos de trabajo”, señalan.
Dicen que como autoconvocados han conseguido algunos acuerdos que podrían regularse en una ordenanza que, de momento, establece derechos y obligaciones de los dueños de los rodados. “Ellos estarían dispuestos a pagarnos el monotributo, llevar la comisión de un 30% a un 35% y darnos dos francos semanales pagos, pero hace falta que el Concejo lo legisle”, finalizan.