Hay preguntas que rondan las esquinas del pensamiento. Se quedan ahí, en vigilia. Espiando por la mirilla de la ventana, esperando una puerta abierta.
Hay preguntas que rondan las esquinas del pensamiento y de pronto uno decide invitarlas y las escucha buscando su complemento, las respuestas.
¿Piensan, en algún momento, los que hace años ocupan cargos políticos en los tiempos de militancia, en los ideales compartidos entre mate y mate con colecta de monedas para comprar la yerba. En las noches de insomnio preparando y pegando afiches. En el análisis de la historia?
Hay preguntas solas, rondando las esquinas del pensamiento.
¿Piensan, estos dirigentes que han escalado, en sus doctrinas, en los ejemplos de sus maestros, en sus sueños juveniles, en la simpleza y humildad de su pueblo?
¿Rebobinan de vez en cuando. Ponen en pausa para recordar a los amigos perdidos, a los leales olvidados, a los infieles abrazados? ¿Tienen una agenda con las promesas incumplidas, las verdades ocultadas, los dichos desafortunados?
¿En algún momento de su jornada se detienen para leer la Constitución y tomar debida nota de los artículos que no respetan?
Preguntas, solas, rondando las esquinas del pensamiento.
¿Tienen un minuto de su jornada para buscar en el espejo la utopía de antaño. Recuerdan en qué momento cambiaron su inocencia por el roce de las suaves y perfumadas sábanas del poder?
¿En algún momento se detienen para leer sus obligaciones con la ciudadanía y evaluar su actuación?
Preguntas, preguntas. Que vienen y se van. Vuelven, siempre vuelven.

Vuelven cuando uno escucha decir a un gobernante “estamos cambiando, mejorando la calidad de vida de la gente” y siente, sin quererlo, que las únicas vidas que mejoran notablemente su calidad, en porcentajes altísimos, son las de ellos.
“Nunca estuvimos tan bien.” Seguro. Están bien.
Pero los demás índices de transformación (o revolución como le llaman algunos) vienen en cuenta gotas. Aplaudan, bajó la pobreza un 0,6%. Salten de alegría habrá pavimento con un gotero, viviendas si tienen plata y desagües algún día.
¿Piensan, un segundo del día, en la marginación, en la falta de oportunidades, en la plata que no alcanza, en los desocupados, en los trabajadores sin expectativas, en la inflación que se devora el salario?
Preguntas que rondan las esquinas del pensamiento ciudadano.

Y que siempre vuelven. Retornan cuando uno siente que la educación está en problemas, las escuelas rotas, sin servicios, la salud con varias patologías y la seguridad sin cobertura de riesgo.
Regresan, cuando uno bucea en su conciencia cívica y se cuestiona por no saber pedir una rendición de cuentas a sus representantes. Por ver pasar frente a sus ojos la mentira, las operaciones, los negocios con los bienes públicos, las promesas, la ausencia de planificaciones, la falta de políticas, las buenas obras (que también existen) y no detenerse ni un momento a pensar.
¿Pensamos como sociedad, un momento de nuestra jornada, en nuestros sueños juveniles, en el ejemplo de nuestros maestros, en las necesidades del pueblo, en las promesas incumplidas, en nuestra indiferencia, en los honestos despreciados, en los corruptos avalados?
¿Pensamos, en algún instante, en la letra de nuestra Constitución, en la amada democracia, en la ansiada República?
Preguntas que rondan las esquinas del pensamiento.
Buscando sin cesar encontrar a sus pares, las respuestas.