La medicina nos ofrece desde hace años una terapéutica celular (celuloterapia) que tiene como fin, prevenir, retardar y disminuir los procesos que acompañan a algunas enfermedades crónicas degenerativas y de crecimiento, fortaleciendo los tejidos, favoreciendo la producción de nuevas células, más sanas, y promoviendo la purificación del organismo al estimular los órganos encargados de la desintoxicación.
¿Qué es la celuloterapia?
Es un método médico terapéutico basado en la incorporación de células embrionarias, cuyo origen puede ser de distintas especies animales (ovino, bovino, porcino). En nuestro caso utilizamos células embrionarias bovinas, provenientes de órganos bovinos frescos y seleccionados de acuerdo al momento óptimo de función de cada órgano. Los laboratorios que proveen este material, se sirven de animales bovinos con estricto control sanitario, obteniendo de esta manera un producto final de alta calidad con las características ideales para ser usado en terapéutica.
La característica más importante de estos productos, es que se comportan como un “nutriente específico de órgano”, por lo tanto, no tienen intolerancia de ninguna naturaleza, no existen sobredosis ni tampoco se conocen efectos secundarios ni reacciones alérgicas (las células embrionarias o de animales jóvenes no tienen aún desarrollados antígenos activos capaces de generar anticuerpos y desencadenar reacciones alérgicas; además en su procesamiento, las células son despojadas de material antigénico).
¿Cómo funciona la celuloterapia?
Funciona de acuerdo al principio de “especificidad de acción”. Esto significa que cada tipo de células o tejidos extraídos de embriones animales implantados en el paciente, tiene la propiedad de dirigirse al órgano o tejido enfermo del paciente (organotropismo) actuando sobre estos (organoespecificidad) provocando su regeneración y reparación con un alto potencial revitalizador.
¿Qué beneficios brinda la celuloterapia?
A diferencia de las prácticas médicas convencionales actuales -por administración de medicamentos químicos de síntesis- la terapéutica celular (que en muchas patologías complementa a la terapéutica convencional) constituye realmente un tratamiento natural. Ahí radica ciertamente el “núcleo” de su poderoso efecto curativo y revitalizante.
Los productos químicos generalmente sólo actúan el tiempo que permanecen en el organismo hasta que son eliminados mediante los procesos metabólicos.
Por el contrario, las células vivas, despliegan efectos de larga duración y provocan en el organismo una reacción de autocuración.
¿Qué enfermedades se pueden tratar con la celuloterapia?
Muchas son las patologías que se pueden tratar con la terapia celular, especialmente las enfermedades reumáticas (artritis, artrosis, etcétera) enfermedades cardiovasculares (insuficiencia cardíaca, secuelas de infarto de miocardio, etcétera), insuficiencias glandulares (insuficiencia hepática, insuficiencia tiroidea, etcétera), trastornos neurológicos, inmunológicos, dermatológicos, agotamiento psicofísico, frigidez, impotencia, entre otros.
El hecho de restablecer en las células o sus funciones perturbadas el incremento del metabolismo, la revitalización y la resistencia, genera el bienestar del paciente.
Nos gustaría resaltar la importancia de basarse en la revitalización y rejuvenecimiento de las células para restablecer sus funciones y no en la muerte y destrucción de las mismas para atenuar las patologías. Hay que dejar bien en claro que con la celuloterapia provocamos una acción estimulante y no sustitutiva.
Es importante informar a los pacientes que para que la terapia celular sea eficaz, es indispensable que exista todavía una cantidad de tejido reactivable y apto para su estimulación. La terapia no está indicada en caso de gran destrucción o falta total de un órgano.
Por ejemplo: en la insuficiencia suprarrenal relativa o Addisonismo, puede ser mejorada en muchos casos de manera satisfactoria. Pero en la enfermedad de Addison, en cambio, en donde existe una destrucción más o menos considerable de la corteza de la glándula suprarrenal, no debe ser tratada con celuloterapia, sino con sustitución hormonal.
El mismo principio rige también para los preparados de órganos no endócrinos: no tiene sentido tratar con células afecciones orgánicas muy avanzadas como ser: cirrosis hepática descompensada, nefroesclerosis (esclerosis del riñón), etcétera.
Para terminar, lo que hemos comprobado a través de muchos años con la celuloterapia, es que: se frena el avance de la enfermedad a través del estímulo celular, y el paciente se alivia recuperando su bienestar y las conductas dignas tenidas antes de manifestarse la patología.
Dr. Isaac Fernández
Mat. Prof. Pcia. Cba. 34.539
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